Secuestros virtuales: una tendencia preocupante

La reconversión del siempre va más rápido que las respuestas para combatirlo. Esa situación, sumada al desinterés de tantos gobernantes y legisladores por las alertas recibidas, e incluso, el hábito de negarlas a fin de evitar el reconocimiento de la pasmosa inseguridad reinante, terminan por profundizar la gravedad del actual estado de cosas.En los últimos dos meses se han conocido numerosos casos de los denominados " ". Consisten en llamadas telefónicas que realizan los delincuentes a personas a las que advierten, en general en tono perentorio y con léxico brutal, que tienen en su poder a un familiar al que sólo liberarán por el pago de un rescate.En otros casos, los delincuentes se comunican con las víctimas de muy diversas formas, por ejemplo, haciéndose pasar por personal policial o médico para comunicarles que algún pariente ha sufrido un serio percance. Cuando los familiares entran en ese juego perverso, los amenazan, diciéndoles que se trata, en realidad, de un secuestro. Otra modalidad es que los presuntos raptores personifiquen al familiar a quien se supone en problemas. Lloran y gritan como si estuvieran bajo tortura, con lo cual paralizan al extorsionado, impidiéndole comprender si quien llama es en verdad un ser querido o un farsante.La persona que atiende ese tipo de llamadas, registradas en general a altas horas de la noche o de madrugada, no tiene la lucidez necesaria ni se encuentra del todo alerta y cae, por lo tanto, en sobresaltos emocionales que la convierten en dócil presa de los fabuladores.En 2005, Facundo Azulay, un despachante de aduana de 36 años, se convirtió en la primera víctima mortal de este tipo de delitos. Lo que comenzó como un secuestro virtual acabó con la muerte de la persona extorsionada telefónicamente, pues se la secuestró en la calle cuando portaba el dinero para pagar el rescate, nunca ocurrido, de un familiar. Azulay terminó con un tiro en la cabeza, no obstante que un socio había pagado la suma indicada para su liberación. El asunto derivó en la adopción de algunas medidas oficiales.Como la mayoría de las llamadas se hacían desde teléfonos públicos ubicados en cárceles, se decidió habilitarlas bajo la regla de precederlas con un mensaje grabado sobre su procedencia. Para los delincuentes no resultó difícil hallar métodos sucedáneos para preservar la eficacia de sus propósitos. Hoy, la mayoría de los llamados de esta naturaleza se hacen desde teléfonos celulares que los presos ingresan de modo...

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