Los secuestros virtuales se mudaron a los barrios del norte del conurbano

Era de madrugada cuando comenzó a sonar el teléfono en la casa de Gustavo Strobl, en Carapachay, en el partido de Vicente López. Lo primero que pensó el licenciado en administración, de 43 años, fue que había muerto un familiar. No eran horas de llamar, pero cuando su esposa atendió lo primero que escuchó fue un llanto y un pedido de auxilio: "¡Mami, necesito que me ayudes!". Pero ni ella ni su marido cayeron en la trampa. Sabían que se trataba de una extorsión en alza: los secuestros virtuales.Diez minutos después, el teléfono comenzó a sonar en la casa del padre de Strobl, que también vive en Carapachay y cuyo número, al igual que el de su hijo, figura en la guía telefónica. El hombre tampoco fue engañado por los delincuentes.Esa misma madrugada hubo varios intentos de secuestros virtuales en la misma zona. No se trató de hecho aislados en el norte del conurbano bonaerense: la modalidad delictiva que hasta mayo pasado tuvo su pico en la ciudad de Buenos Aires cruzó la avenida General Paz."Suponemos que los delincuentes usan teléfonos celulares con servicio de Internet y buscan en la guía gente con el mismo apellido y que viva en la misma zona", explicó una calificada fuente policial.Así lo explicaron a LA NACION fuentes de la Procuración General de la Nación, que por estas horas analizan los números de un informe que hicieron sobre secuestros virtuales. Después de que la espiral delictiva mostrara una preocupante alza, la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, creó un equipo de trabajo integrado por fiscales nacionales de instrucción de la ciudad de Buenos Aires para luchar contra los secuestros virtuales."Creemos que la difusión de una serie de consejos preventivos que elaboró el equipo de trabajo permitió que los secuestros delictivos, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires, sufrieran una muy importante baja. Creemos que las bandas mudaron su zona de acción al norte del conurbano", explicó una fuente del Ministerio Público.Entre esos consejos figuran, por ejemplo: no brindar por teléfono información que permita su identificación o la de su familia; si atiende un niño o una niña, supervisar que no aporte sus datos personales ni de su familia y que la llamada la continúe una persona adulta; mientras recibe la llamada intimidatoria, desde otra línea telefónica, verificar que el familiar o allegado se encuentre bien, e intentar mantener una vía de comunicación abierta con los familiares y...

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