Una secta de curas pedófilos, el secreto terrorífico de una parroquia de Granada

MADRID.- Los techos centenarios de una popular iglesia de Granada protegían un secreto terrorífico. Liderados por el párroco, con la lógica de una secta, una decena de sacerdotes se dedicaron durante años a captar jóvenes, adoctrinarlos y someterlos luego a reiteradas vejaciones sexuales.

El escándalo salió a la luz esta semana luego de que se conociera que había intervenido en persona el Papa, alertado por la carta de denuncia enviada por un religioso de 24 años que describió los abusos sufridos durante buena parte de su adolescencia.

Por orden directa de , tres de los sacerdotes implicados fueron separados por el Arzobispado de Granada mientras avanza una causa judicial que podría llevarlos a prisión en las próximas horas. Otros siete curas y dos laicos están bajo la mira de los investigadores, como presuntos encubridores.

de fuentes judiciales, los religiosos, de ideas ultraconservadoras, conformaban una fraternidad no reconocida canónicamente -pero que se organizaba como si lo estuviera- que se reunía en una parroquia del barrio granadino del Zaidín.

Allí ejercía su misión pastoral el líder del grupo, cuya identidad no fue revelada, y era donde captaban a los adolescentes para entrenarlos como monaguillos o ayudantes en tareas eclesiásticas. De acuerdo con la denuncia penal, los sometían luego a un lavado de cerebro en reuniones en las que hablaban directamente sobre cuestiones sexuales y los alentaban a mantener relaciones con ellos, como una forma de purificación.

Los actos de pedofilia se consumaban en departamentos de lujo y un chalet al que la cofradía secreta tenía acceso en Pinos Genil y en Salobreña, en la costa mediterránea. El portal Religión Digital informó que esos encuentros se repetían varias veces por semana y que los sacerdotes también practicaban sexo entre ellos.

El relato horrorizó al Papa cuando recibió una carta de Daniel (su apellido se mantiene en reserva), el joven que finalmente llevaría el caso a la Justicia. Lo llamó por teléfono desde el Vaticano el 10 de agosto pasado para pedirle "perdón en nombre de toda la Iglesia". La víctima reconstruyó así su diálogo con el Pontífice:

"-¿Hablo con Daniel?

"-Sí, soy yo. ¿Quién llama?

"-Buenas tardes hijo, soy el padre Jorge.

"-Perdón, se ha debido de equivocar, no conozco a ningún padre Jorge.

"-Bueno, el papa...

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