El secreto mejor guardado de la moda argentina. Trabajó con Emilio Pucci y, en su maison de Los Ángeles, vistió a Liza Minnelli y Cher

Una imagen de Juan Risuelo de su archivo, en West Hollywood, en la década de 1980

En el mundo del diseño casi todo pasa por las redes sociales. Sin embargo, Juan Risuleo, es un caso aparte. De bajo perfil, el hombre asegura ser tan sólo un artesano de la moda. Su regreso al país, hace un año, después de vivir cuatro décadas en West Hollywood, pasó desapercibido. En Estados Unidos le tocó trabajar en Halston y con Liza Minnelli, Cher y Miles Davis, entre otras estrellas. Pero antes de partir ya había fundado su propia marca, Ropas Argentinas , había montado desfiles junto a uno de los iconos del rock nacional, Federico Moura, había participado de la movida artística del Instituto Di Tella y había vestido a María Kodama para luego, en una cena, ser ponderado Jorge Luis Borges.

Juan Risuleo y Federico Moura con remeras estampadas con la cara de Carlos Gardel. Junto a ellos, su amiga Cecilia García.

Risuleo es pura discreción, habla muy bajo. Su voz se hace a imperceptible al mezclarse con el ruido de la máquina de café del Bar San Martín, en Villa Devoto, donde le brinda una entrevista exclusiva a LA NACION un sábado por la mañana. El café está a pocas cuadras de la casa en la cual nació y donde desembarcó hace meses para volver ahí a vivir y crear su propio atelier. Es el único día libre en su agenda; trabaja ocho horas diarias, sin celular, en un proyecto que no puede aún revelar. Viste una camisa amarilla, una boina oscura y lleva un paraguas a modo de bastón. Su look casual poco tiene que ver con el de la primera vez que lo vimos, de elegante traje oscuro con botones de madera y camisa blanca cuello Mao, sentado como si fuera un alumno más, en los talleres de escritura de la curadora de moda Victoria Lescano. Nadie hubiera imaginado que ese señor que escuchaba con atención había sido una figura central del diseño en Argentina durante las décadas del 60 y 70, mucho menos que sus manos cosieron telas de figuras nacionales e internacionales.

Junto a la silla del bar, Risuleo arrima una valija repleta de recuerdos, álbumes, croquis de vestidos, recortes de revistas, y bocetos que hizo durante 10 años para sus alumnos, cuando fue profesor de la Universidad de California. Pero esto no es todo, falta que lleguen más valijas en barco desde la ciudad de West Hollywood, Los Ángeles, con más libros y fotos de su intensa vida junto al diseño, una idea que comenzó a concretarse cuando su abuelo, quien pretendía que fuera abogado o médico, le advirtió...

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