Saja, un líder positivo de arco a arco

Cinco minutos después del primer gol, a los 40 del primer tiempo, una orden llegó a la parte alta de la platea C. Y, como en toda logia, se cumplió. A rajatabla. Una bandera celeste y blanca con letras que decían Burzaco (suele ubicarse todo los partidos en el mismo lugar) cubrió la vil imputación que desplegaron horas antes del encuentro ante Belgrano. "$aja mercenario. Jugadores hijos de puta", reprochaba el estandarte confeccionado para la ocasión. Cuatro atajadas en menos de un minuto y un tanto desde el punto penal fueron sustento suficiente como para indicar la contraorden: esconderlo, taparlo porque Racing estaba en ventaja y Sebastián Saja era el artífice principal del triunfo parcial."Nuestro rival éramos nosotros mismos", ponderó Saja. Y ensayó una sutil respuesta: "La mejor manera de hablar es dentro del campo. A veces las cosas no salen bien. Más que palabras hay que tener acciones". Ovacionado por los hinchas genuinos, el capitán de la Academia evitó la polémica, pero en la intimidad reconoce que le duele la filtración adrede que se propició en las últimas semanas. Es que como parte de una operación, en la lógica del mandato verticalista que une a barras y dirigentes, encontrar hipotéticos culpables y evitar asumir errores propios lo ubicó al capitán de Racing como uno de los culpables del mal momento futbolístico que padece el equipo. Una jugada en la que, además, se dejó entrever el contrato que ningún integrante de la actual dirigencia cuestionó cuando el ex presidente Gastón Cogorno refrendó el convenio.Saja no es ajeno, es verdad, pero no es el único responsable. Las bajas actuaciones de los jugadores, las malas decisiones del entrenador y la escasa legitimidad de la comisión directiva evidencian que en esta parte de Avellaneda no hay un plan de acción sino pura improvisación para intentar llegar a las elecciones de diciembre sin daños colaterales.En este contexto, donde Mostaza Merlo es venerado como el último gran héroe en celeste y blanco, poco margen de acción les queda a dirigentes que no se animaron ni se animan a despedirlo y sitúan a los jugadores como mascarón de proa para blindarse detrás del hombre de la estatua. Ése que les dispensó el título de 2001 cuando el país estallaba en plena crisis. Por ello...

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