En la ruta de la guitarra eléctrica

"No me di cuenta de que el tiempo pasó." Juana Molina no es de aquellos entrevistados que tengan una respuesta automática para cada pregunta. A veces, ni siquiera es de los que tienen una respuesta. Los silencios, cuando se producen, no son incómodos. Al contrario, hay que esperar paciente lo que vendrá. Cinco años pasaron entre Un día y este Wed 21 que estrenó antes de que terminara 2013 y a la cantante, compositora y actriz, el tiempo se le escabulló entre las manos. "Un poco de vagancia, tal vez -reconocerá después como para acercarse a su realidad-. Yo funciono con la inercia. O no hago nada o no puedo parar de hacer cosas. De hecho, cuando estaba terminando el disco, quería seguir grabando. Si hubiese aprovechado el envión, al mes hubiese terminado otro disco."Las entrevistas con Juana suelen transcurrir en su casa suburbana, rodeada de árboles y de pájaros cantores. Sin embargo, esta vez eligió como locación la Biblioteca Nacional. Finalizada la primera parte de la gira con la que presenta su sexto álbum de estudio, asegura con énfasis que en ella dio el mejor concierto de su trayectoria. No fue ni en Europa ni en Japón, donde un público fiel la aclama en cada presentación; tampoco en Estados Unidos. Fue en el teatro Vorterix porteño. "Fue increíble porque el impulso del público me llevó a algo inesperado. Yo venía de la gira, con mucho viaje encima, y no estaba en la cresta de la ola. En Vorterix no daban dos mangos y metimos 1500 personas. Es uno de los mejores lugares para tocar acá en Buenos Aires."Wed 21 no difiere sustancialmente de sus discos anteriores, pero hay un hallazgo gigante en el universo de J.M.: la guitarra eléctrica. Sus loops, sus bases electrónicas y esa pulsión orgánica que moviliza sus composiciones se encontraron con el rock, con el pop y con sus juguetes. "Tenía que viajar a Estados Unidos y pensé en comprarme una guitarra eléctrica. Me incliné por una SG. Cuando escuché el sonido amplificado de la guitarra me di cuenta de que entraba en otra dimensión. Cada nota era una señora nota, con nombre y apellido. Ahí entendí el mundo de la guitarra eléctrica, su razón de ser. No es la primera que tengo, pero con la anterior estudié jazz y tocaba bajito. Ahora entendí al rock, entendí por qué todos caen ahí y no pueden salir más. Y lo más difícil fue encontrar mi lenguaje con algo tan previsible como una guitarra eléctrica y un amplificador, porque lo primero que te sale cuando la tocás es un lugar común y lo segundo y lo tercero...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR