La rueda solidaria: rescatan bicicletas en desuso, las reparan y luego las donan

Desde hace algunas semanas, Nills Weller ya se encuentra en Francia junto con su familia donde regresó después de pasar una temporada laboral en la Argentina. En la otra punta del globo, en Lomas de Zamora, Mía Pavón juega con sus primos y sus amigos de la escuela mientras aún espera el regalo que le había prometido su abuela. Las vidas del economista y la pequeña se cruzaron hace poco en una bicicletería de Palermo, donde Mía pudo tener, al fin, una bicicleta para pasear por el barrio.

Los unió el proyecto social La Rueda Popular, que desde hace dos años sale al rescate de un elemento tan común como inaccesible para muchas personas. Un movimiento que se sustenta en el poder de un verbo muy valioso: compartir. El funcionamiento es simple y, aunque requiere de varios protagonistas, son dos los actores principales: el donante de una bicicleta en desuso -pero en buen estado- y el receptor. En el medio, seis manos laboriosas y tres voluntades sin fines de lucro que reparan lo que haga falta y sirven de nexo. De esa manera el proyecto ya lleva entregadas 550 bicicletas en la Capital y en algunas provincias del país.

Todo transcurre en un pequeño local de la calle Borges y tiene un sostén clave en las redes sociales. Entre bicicletas vintage y publicidades antiguas, Guillermo Gambetta, el "Rubio"; Daniel Narezo, el "Gallo", y Evaristo Narezo, el "Pibe" -de sólo 15 años-, reparten su tiempo entre la actividad comercial y el proyecto solidario. Allí comienza a girar una rueda que se multiplica en la medida que suma adherentes.

El sueño cumplido

Es jueves. Llueve y hace frío. Pero nada detuvo a Mía, su mamá y su papá, que viajaron dos horas desde Lomas de Zamora hasta Palermo para buscar la bicicleta rodado 20 que un mes atrás había donado Nills. "Su abuela murió en noviembre del año pasado. Le había prometido a Mía regalarle una bici para Navidad, pero falleció. Mía pasó meses de mucho dolor", cuenta a LA NACION María Pavón, la mamá de la niña de 7 años que mira impaciente dentro del local. En el fondo está la que pronto será su bicicleta.

Facebook facilitó la unión. "Empecé a buscar bicis usadas o nuevas, pero los precios eran imposibles de pagar para nosotros. Entonces encontré La Rueda Popular, hice el pedido y acá estamos, felices", dice la mujer mientras Mía ya está probando la BMX roja por la vereda y va perdiendo la timidez que tenía al llegar a la bicicletería.

El proyecto no cuenta con apoyo oficial y tampoco recibe subsidios. Se sostiene...

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