Rosario. Trap, autos lujosos y armas: nuevos gustos y viejos vicios de los narcos millennials

El fastuoso casamiento de una pareja de narcos, que terminó con un cruento triple crimen -entre las víctimas había una beba de un año, que recibió cuatro disparos- el sábado pasado en un country de las afueras de Rosario muestra que lejos de ocultarse el dinero que proviene de la venta de drogas se exhibe con impunidad.

"Los que logran atravesar el umbral de los 30 años y sobrevivieron a los sicarios y a la cárcel es gente que hizo mucho dinero de manera muy rápida", explicó a LA NACION el fiscal Matías Edery, que integra la Unidad de Criminalidad Organizada.

Brisa Leguizamón y Esteban Rocha son los novios cuyo casamiento terminó en un triple homicidio

El recorrido de estos narcos que acumulan dinero y viven de forma vertiginosa es el espejo exitoso, muchas veces, de jóvenes que los ven como referentes. El caso de Marcos Díaz, prófugo de la justicia federal desde noviembre del año pasado, es emblemático.

El exrugbier

El exrugbier que jugaba en un club tradicional de Rosario hasta 2016 está sospechado de ser el intermediario entre una banda narco, capitaneada por el expiloto peruano Julio Rodríguez Granthon, proveedor de Los Monos, y el financista Gustavo Shanahan, extitular de Terminal Puerto Rosario. El joven fornido, con cara intimidante, desapareció. Nadie lo pudo encontrar. Se presume que huyó del país.

Shanahan, vinculado en su momento a la familia Pujol en Catalunya, está procesado y detenido en su domicilio por narcotráfico. Marcos Díaz habría llevado a la financiera 36 millones de pesos para cambiarlos por dólar blue. El negocio se centraba en el spred diferencial que cobraba la cueva financiera, que era un 2 por ciento por arriba del valor del dólar paralelo. En grandes cantidades de dinero ese porcentaje representa una fortuna. Marcos Díaz parecía mimetizado con los narcos, aunque estaba lejos del mundo marginal. Compraba armas potentes con las que practicaba vestido con ropa de combate.

Iván Maximiliano Giménez, de 30 años, una de las víctimas del ataque sicario del sábado pasado que dejó tres muertos, entre ellos a su esposa Erica Romero y su hija Elena de un año, nació en Villa Banana, una de las zonas más pobres de Rosario. Pero escaló en la estructura del narcotráfico y se empezó a rozar con otros sectores sociales. Fue al casamiento con un auto que no usaba de manera frecuente, un Audi TT flamante, que cuesta más de 50.000 dólares.

Marcos Díaz, prófugo de la justicia federal desde noviembre del año pasado, es un exrugbier...

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