Romero y un guiño del destino: todo lo que apunta, encesta

BELO HORIZONTE.– Marcos y Oscar son los hermanos mayores de la familia Romero. Después viene Diego, el pivote que se consagró campeón con Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia en la Liga Nacional de básquetbol de 2005/06. Y el más chico es el ‘Negro’, Sergio. El dos contra dos era un clásico que siempre terminaba a los manotazos. El arquero de la selección argentina de fútbol podría haber sido basquetbolista, y no hace tanto que tuvo que resolver la disyuntiva: ocurrió en 2004, cuando el entrenador Enrique Tolcachier le acercó la propuesta.Sergio (1,92 metro) ya estaba en las inferiores de Racing, pero lo pensó, porque el ofrecimiento incluía jugar con su admirado Diego (2,05, sí, gigante), que desembarcaba en el club de Comodoro después de sumar experiencia internacional en el High School de Lon Morris, en Jacksonville, y en la Universidad de Florida State, en los Estados Unidos.Paradójico: casi por Diego (hoy, en Quilmes de Mar del Plata) abandonó el fútbol, pero también a Diego le debe ser arquero. De chico lo imitaba, lo seguía a todas partes. Y como Diego atajaba antes de elegir el básquetbol..., Sergio copiaba las mismas piruetas. Había cinco años de diferencia, pero los dos tenían el mismo ídolo: Carlos Navarro Montoya. Sergio nació misionero, pero se considera un hijo patagónico. Nunca reniega de Bernardo de Irigoyen, pegada a la frontera con Brasil, pero el viento helado de Comodoro Rivadavia lo acompañó desde los 9 años, cuando el gendarme Oscar, su padre, fue transferido y trasladó a la familia al Sur para vivir cerca de las pedregosas playas. Hoy, Oscar y su esposa Betty siguen a su hijo por TV, cada uno en un ambiente distinto por cábala, en su casa del barrio Pueyrredón, en Comodoro, porque su cardiólogo le indicó a Oscar no viajar por una dolencia cardíaca que atravesó hace 9 meses.Con alguna pelota como excusa, enseguida se hizo amigos en sus nuevos pagos. Vaya si "Chiquito" le guarda gratitud a la señora Rosa Guaymas, porque fue ella la que un día lo invitó a jugar en el club Almirante Brown. Necesitaba un arquero. Sergio atajó un partido...

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