Un romance áspero

Angèle et Tony se convirtió en una de las grandes sorpresas comerciales del cine francés del año último. Rodada con un presupuesto de apenas 1.300.000 euros (cifra insignificante para los cánones actuales de la poderosa industria audiovisual de ese país), la ópera prima de Alix Delaporte se mantuvo en cartel durante más de medio año -inclusive agregando salas durante varias semanas-y terminó superando con holgura los 250.000 espectadores. Esta emotiva historia de amor, que había tenido su estreno mundial en el marco de la Semana de la Crítica del Festival de Venecia, llegará en los próximos días a las salas argentinas con el título local de El amor de Tony .La Nacion tuvo la oportunidad de entrevistar en París a la directora (quien llegó al encuentro en la coqueta sede que el organismo de promoción Unifrance tiene en el barrio de Pigalle a bordo de una poderosa motocicleta) y a sus dos protagonistas: Clotilde Hesme y Grégory Gadebois."Desde que los vi juntos en una obra de teatro supe que quería hacer algo con ellos", recuerda la realizadora, ex periodista, apasionada por los deportes extremos y confesa fanática de la Patagonia. "Tenía ganas de filmar una historia en un pueblo pesquero de Normandía, zona en la que me crié, porque de niña para mí los pescadores eran como cowboys, eran mis héroes, tipos fuertes que podían ser huraños y tranquilos, pero también violentos. En Francia son los trabajadores más temidos. Cuando van a la huelga, los políticos entran en pánico. Si no pregúntenle a Sarkozy, que recibió una lluvia de pescado durante una protesta", agregó.Hesme y Gadebois se conocen desde hace muchos años. "Fuimos juntos al conservatorio. El integra la prestigiosa Comédie-Française y compartimos obras de teatro durante...

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