Rock y blues en el palacio alternativo

Jack White y Robert Plant armaron el bloque de blues y rock más contundente que se haya imaginado para un festival en las últimas décadas. Un doble concierto que aborda las raíces electrificadas desde el pasado, el presente y el futuro y que dejó en la noche del sábado, cerrando finalmente el círculo, la postal conjunta con "The Lemon Song", de Led Zeppelin, ya en el final del show de White. Una imagen inédita que comprimió la esencia de esta propuesta de rock de raíz por sobre la nación alternativa que identifica a la marca Lollapalooza y que aquí, en la Argentina, recordó a aquellos históricos siete minutos que compartieron por primera vez arriba de un escenario Bob Dylan y los Rolling Stones, en la cancha de River, en abril de 1998.

Primero Plant y su Sensational Space Shifters hipnotizaron con un puñado de canciones sin tiempo ni lugar. Desde el inicio con "Babe, I'm Gonna Leave You" con la intro flamenca a cargo de un inspirado Liam Tyson, hasta el último bis zeppeliniano, la banda reforzó su costado más crudo, dejando su perfil climático de lado -aquel con el que habían sorprendido en el Luna Park, en 2012- y resolviendo siempre en favor del blues o el bluegrass, según las circunstancias. La voz de Plant hace el resto -habría que coronarlo de una buen avez como el "mejor gritador de «babe» y «baby» de la historia"-. Antes de pasarle la posta a su heredero y amigo, Plant regaló un medley para el recuerdo, que cerró con los versos del...

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