Robar desde la cuna

"Comencé a escribir porque se me acabaron las balas" (De Luis "El Gordo" Valor)en la durante los está por confirmar la mayor y más curiosa certeza judicial de las últimas décadas: en la vida de cada ladrón, saqueador, cuatrero o cleptómano que se precie de tal hay siempre un cuaderno Gloria.Otrora tan humildes frente a la prestancia de los Rivadavia, el diseño de los Arte, la gama de colores de los Laprida y la tapa indestructible de los Meridiano, los Gloria son hoy a la corrupción criolla lo que la evasión de impuestos fue a Al Capone. Como se sabe, el escurridizo y sangriento capomafia de la historia de los Estados Unidos no cayó preso por su carrera criminal ni por violar la ley seca contrabandeando whisky, sino por haber dejado asentadas en un libro las descomunales ganancias que, entre todos sus negocios ilícitos, le dejaba el juego clandestino, permitiéndole vivir como un bon vivant con ingresos no declarados.Un libro. Un cuaderno como el de Centeno. Una Guía Peuser del atraco a mansalva, con decenas de nombres, direcciones, mapas y recorridos. Un despertador con brutas campanillas para sacar de la amnesia hasta al rey de los traumatismos craneales. Tan grande es el terror que inspiran los Gloria de hoy que hay gente más preocupada por el valor judicial de sus fotocopias que por los delitos que en ellas puedan llegar a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR