River vuelve a creer por la fe de Trezeguet

David Trezeguet tiene mucha fe. Le sobra. Y River vive de su entrega irrenunciable. Los nervios del equipo de Núñez se notaron más que en otras oportunidades y casi lo sumergen en una tarde-noche para el olvido, pero la aparición salvadora del delantero francés, en esa ráfaga de siete minutos del final, lo rescató del desconsuelo.No podrá hablarse de un espectáculo, a pesar de ese show del gol que se planteó en el final y que tuvo como broche de oro uno de esos tantos que quedan por siempre en la memoria. Mucho menos de esos partidos que atrapan a los hinchas con ingredientes y circunstancias de juego distintivas. Con sus miedos a cuestas, alcanzó a Instituto en lo más alto del lote de los candidatos. Sin maravillas, sin fútbol y sin oles . Pero con la clase de un Trezeguet siempre determinante y con un peso individual que, a contramano de sus compañeros, alcanza para marcar ventaja. Sin el brillo de otras tardes, el conjunto millonario se iluminó por las luces de Trezeguet.Después de dar el pase para el gol de Ramiro Funes Mori, de asegurar la victoria con un penal certero y de sellar la noche con una perfecta volea que mandó el balón a un ángulo, Trezeguet rescató a su equipo de esos murmullos que tanto se hacen sentir en el Monumental. El delantero obliga a la reiteración, a volver sobre ponderaciones gastadas acerca de su categoría, a la reenumeración de virtudes conocidas desde hace tiempo y amasadas nuevamente desde su desembarco en el fútbol argentino. En sí mismo, eso encierra otro elogio, porque indica que otra cualidad preciada, el compromiso -más allá de altibajos que de ninguna manera manchan su poderosa imagen de referente del área ni lo desvían de sus objetivos- no es algo ajeno a su inventario. Y se potencia justo cuando, como en los minutos finales, ya no están en el equipo Alejandro Domínguez y Fernando Cavenaghi.A Trezeguet no lo asusta la superpoblación de delanteros ni la paranoia futbolera que se planteó a partir del repetido egoísmo de los N° 9 . Su confianza está sustentada en que, desde que llegó a River, siempre fue el hombre de área más importante del equipo. En los ocho partidos de lo que va del año, se ganó un lugar en el corazón de los simpatizantes y en el equipo. Lo hizo a fuerza de entrega y goles. Lleva siete tantos con la camiseta millonaria, y todos importantes. Por él, River volvió a enchufarse. Y dejó varias respuestas en el aire.¿Jugó bien River? Para nada. Podrá consignarse que el estado del campo de juego no fue...

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