River volvió a ganar para salir del pozo

Vive sumergido en urgencias, en problemas que, se sabe, son de vieja data. En su sinuoso regreso a Primera, el conjunto millonario volvió al triunfo para sacar la cabeza y encontrar un poco de aire en medio de una atmósfera enrarecida. No había margen para el error. Una nueva derrota podía significar la caída definitiva del ciclo de Matías Almeyda como entrenador. El 4-0 no da lugar a la polémica. Es categórico y concluyente. Lapidario con Arsenal, el campeón vigente del fútbol doméstico, que sufrió su cuarta caída consecutiva, claro síntoma de que las cosas no andan bien por Sarandí. Y benévolo con un River sin identidad, con un estado de ánimo raquítico y, siempre, permeable a males mayores.Sin embargo, en la apatía que se presentó en el inicio, sólo Leonardo Ponzio, con un remate de larga distancia, podía desencadenar un partido con muy escaso vuelo. Daba la sensación de que el único argumento permitido para lastimar al rival era a partir del desprecio por la pelota que volaba de área a área. Un recurso que, por cierto, se corporiza en cada partido del torneo Inicial. Una táctica que a los de Sarandí solía darle rédito. Una estrategia que, en la tarde de ayer, a este híbrido River le sentó a la perfección.Ponzio conducciónDesde la construcción, los millonarios tuvieron en su capitán y emblema como generador absoluto. Una especie de alquimista en medio de tanta oscuridad. Una evidencia más de por qué en Núñez es tan difícil volver a las fuentes, al origen de todo cuando River, desde el juego, cautivaba a sus hinchas. Y, claro, también desde los resultados. Ayer, un poco obligado por las ausencias por lesión de Maidana y Mercado, el técnico, en su permanente reinvención de esquemas, puso en la última línea a cuatro marcadores centrales. Así eliminó la salida por los costados. Un retroceso si se piensa en históricos laterales como Saporiti, Montenegro, Gordillo, Hernán Díaz, Sorin o Placente. Bien vale para pintar el cuadro de situación la imagen de la defensa completa en el fondo, y sin rivales por contener, en el...