Un revolucionario cambio educativo ya toca nuestra puerta

La escuela como la conocemos dejará de existir como monopolio del aprendizaje de los niños. En un corto plazo dispondremos ampliamente de sistemas con inteligencia artificial (IA) para el aprendizaje autónomo de la matemática y la lectoescritura para el nivel inicial de la escuela primaria. Esto traerá cambios más radicales de los que la virtualidad, la nube y la realidad aumentada producen en los distintos niveles del sistema educativo, como los produjo el libro.

Las academias nacionales recientemente analizaron el tema de la IA desde la óptica de sus disciplinas. Estas líneas resumen algunas ideas de la presentación de la Academia Nacional de Educación, a la que me correspondió representar. La importancia y la cercanía del cambio, acelerado por la pandemia, irrumpen con la IA en el aprendizaje de los niños. Sus consecuencias requieren ver el problema más integralmente.

La industria de servicios y entretenimientos incorporó la IA para proveer productos a medida y se extiende hacia todos los sectores de la economía. La IA dejó de ser solo un tópico recurrente de la literatura y la filmografía de ciencia ficción para convertirse en realidad cotidiana de nuestra vida. Interactuamos con asistentes de voz, escribimos con texto predictivo, escuchamos la música y vemos las series que los algoritmos prevén que nos gustarán.

Sin embargo, el tema de una inteligencia no humana inmiscuida en aspectos sensibles de nuestra vida en sociedad es visto por ahora como lejano y sus implicancias, un tema de debate ético-filosófico. Es una realidad que de la mano de la nanotecnología se incorporarán nanocomponentes al cuerpo, que modificarán acciones y conductas precipitándonos al transhumanismo con sus múltiples dilemas.

Particularmente, pensar la IA para el aprendizaje resulta ajeno a la tradición del sistema educativo y de sus dispositivos: el aula, los libros, los exámenes, etc. Sin embargo, la virtualización compulsiva impulsada por la pandemia mostró otra mediación entre docente y estudiante, redefiniendo roles y tareas para habilitar un aprendizaje personalizado por softwares que sigan el paso autónomo de cada estudiante con apoyo y tutela novedosa.

Si bien ya se dispone de plataformas educativas con IA, estas son aún poco eficaces. Trazando un paralelismo con la IA aplicada a los juegos complejos, la implementación de la IA de manera exitosa en el aprendizaje parece estar muy cerca. La supercomputadora Deep Blue precisó de millones de jugadas...

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