La Revolución de Mayo, a la sombra de los Kirchner

La celebración de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo de 1810 ha quedado acotada en la consideración del gobierno nacional a un nuevo ejercicio de autorreferencia y exaltación de los últimos 12 años de la historia argentina, en los que ese sector de la política ha gobernado los destinos del país.

Con un acto exclusivamente partidario, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se ha apropiado de la fiesta y, con su participación en el tedeum realizado en Luján, en lugar de asistir al de la Catedral Metropolitana -como sí lo había hecho el año pasado- ha confirmado que cualquier señal del kirchnerismo por intentar cerrar la grieta que abrió entre los argentinos sólo se queda en eso: pinceladas aisladas de una pluralidad que no existe.

De haber asistido a la Catedral porteña, la primera mandataria hubiera escuchado aquello que se resiste siquiera a oír: el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, pidió achicar la brecha entre las clases sociales; no entramparse en las estadísticas para no dar la espalda a los pobres, y ejercer la política con olvido del propio interés, luchando con integridad moral y consagrándose con honestidad, caridad y fortaleza al servicio de todos. Y, muy especialmente, exhortó a "desterrar la venganza" y la idea "de que el otro es un adversario o un enemigo".

En su apropiación de la gesta patria, en cambio, Cristina Kirchner llamó a votar por el proyecto político que encabeza. En un discurso encendido, en el que no faltaron referencias a los fondos buitre, victimizaciones y denostaciones a jueces, medios de prensa y a una parte del sindicalismo, entre otros sectores, llamó "fundacional" a la asunción de su esposo a la presidencia, el 25 de mayo de 2003. Y se quedó en esa supuesta "fundación" de la Patria. No hubo ninguna referencia a la Revolución de Mayo. Así, sin siquiera inmutarse, reemplazó a Mariano Moreno, Juan José Paso, Juan José Castelli, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano, con las presencias en el escenario de Amado Boudou, Axel Kicillof, Jorge Capitanich, Sergio Urribarri y Héctor Timerman.

"Hemos trabajado mucho", dijo la Presidenta, quien, no obstante y sistemáticamente, se enfurece cuando se le pregunta sobre esas mismas tareas realizadas y el destino del enorme crecimiento del gasto público durante su "revolución" y la de su esposo. Menores explicaciones merecen de su parte cuestiones como la inflación, la inseguridad, la superpoblación estatal, el ataque a la Justicia, el cepo a la...

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