Revolución Crismanich

CORRIENTES (Especial).? Gritos, felicitaciones, alguna corrida para estar más cerca del ídolo, cámaras fotográficas que apuntan hacia su figura... todo transcurre alrededor de Sebastián Crismanich. El único argentino que se colgó una medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Londres, a doce días de aquella hazaña, regresó a Corrientes, su pago chico. Y, como era de esperarse, fue recibido con todos los honores y el entusiasmo desbordante de sus comprovincianos.A las 9.50, el taekwondista llegó a la capital provincial a bordo de un avión y en el aeropuerto Piragine Niveyro fue recibido por el intendente ?quizá, no casualmente otro medallista olímpico, y por cuadruplicado...? Carlos Camau Espínola, ex figura del yachting internacional, quien ya estaba acompañado por cientos de correntinos que se acercaron a recibir al nuevo ídolo. "Lo recibimos como se lo merece un verdadero campeón. Crismanich es un ejemplo a seguir, que nos muestra que con sacrificio se puede llegar muy lejos", destacó Espínola, mientras que, en medio de las muestras de euforia que empezaban a exteriorizarse, Crismanich intentaba hablar con los periodistas.En realidad, el contacto en ese momento con la prensa fue breve. "Vamos en busca de mucho más, para seguir representando a Corrientes y a la Argentina", alcanzó a enunciar Sebastián, antes de volver a ser sepultado por el cariño de su gente. Lo esperaba una autobomba que lo pasearía por la ciudad camino a la Casa de Gobierno provincial. Antes, se tomó el tiempo necesario para saludar a los niños de los jardines de infantes que fueron a recibirlo y que se maravillaron con ver de cerca no sólo al deportista, sino a su medalla dorada, la que tuvo que enseñarles en reiteradas oportunidades.El paseo demostró las ganas que tenía el pueblo...