Reubicación histórica de diciembre de 2001

Esa mañana del martes 18 de diciembre del 2001, cuando Alfonsin ingresó al despacho presidencial, su semblante mostraba los efectos del cansancio.

Sentado a la izquierda del amplio escritorio, con el brazo extendido levemente sobre el vidrio y alejado de los marcos con fotos familiares, bajó apenas la voz y apretándole el antebrazo, le dijo:

-No nos puede volver a pasar lo mismo, Fernando.

El mensaje casi telegráfico de Alfonsín, quien mantenía su potente silencio público, nos llevó al recuerdo de mayo de 1989, cuando saqueos, muertos y estado de sitio habían signado su partida prematura.

Desde hacía meses que se venían reuniendo referentes del empresariado, a veces con líderes sindicales y políticos, sin encontrar caminos alternativos que no fueran un brusco cambio de la política económica. Pero nadie se hacía cargo de sus consecuencias: la dilución de las grandes deudas en dólares a costa del empobrecimiento de los ahorristas y una estampida de los niveles de pobreza.

Ha habido muchos ensayos y relatos sobre lo que sucedió. Más allá de los sesgos y falsedades de protagonistas que desean borrar sus huellas, todo converge en que la cuestión central era la convertibilidad . Otra vez la economía era el problema clave. Lo había sido 11 años atrás, cuando una hiperinflación fue la causa del abrupto final del gobierno de Alfonsín. Solo que esta vez el problema residía en el remedio desarrollado por Menem y Cavallo para eliminar al otro.

El mecanismo ideado para congelar la inflación había cumplido su vida útil. Todavía resuena el ridículo "deme dos" del argentino en Miami, mientras cerraban miles de pequeños y medianos emprendimientos. Una coincidencia en las razones de su origen y su agotamiento, sería un paso importante para el entendimiento nacional.

El mantenimiento de la convertibilidad fue una pieza central del programa de la Alianza, presentado en el teatro El Coliseo el 25 de mayo de 1999. Allí estaban en el escenario los candidatos junto a Terragno, redactor de la síntesis de seis páginas del programa, y Dante Caputo, coordinador de los equipos del IPA, usina de pensamiento orientada por Alfonsín.

Cuando Machinea percibió que la convertibilidad hacía agua por todos lados, aceleró su partida y distribuyó su renuncia al periodismo el 5 de marzo de 2001. Un fugaz interinato de López Murphy, con un plan de recorte desacertado, dio pie para el ingreso de Cavallo. Era vox populi que el hacedor del nudo gordiano de la convertibilidad iba a...

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