Retenciones más altas a los cortes de carne más baratos

Retenciones diferenciales para la carne

Una conocida característica estructural de la economía argentina es que exportamos lo que comemos. Esto implica que cuando sube el dólar aumentan los precios en pesos de los alimentos y, por lo tanto, caen los salarios reales. Y, al menos en el corto plazo, se produce una recesión por la reducción del poder adquisitivo de la población.

Esto ocurrió en la economía argentina, como tantas otras veces, en los últimos dos años: los aumentos del tipo de cambio aceleraron la inflación, y redujeron los salarios reales y la actividad económica. En los sectores más vulnerables, la caída del salario real y la recesión aumentaron la pobreza, que según las últimas mediciones alcanza al 35,4% de la población y al 52,6% de los menores de 15 años. En situaciones de pobreza se deterioran la cantidad y la calidad de la alimentación, y los déficits alimentarios en la niñez conllevan efectos irreversibles de largo plazo. Es oportuno que haya surgido una especial preocupación sobre cómo enfrentar las situaciones de desnutrición y malnutrición de los sectores más carenciados.

En un país exportador de alimentos, una alternativa de política para responder a esta preocupación son las retenciones a las exportaciones. Es probable que el próximo gobierno las incremente respecto de sus niveles actuales, aunque sea actualizando su valor nominal. Además de su primordial objetivo recaudatorio, las retenciones mantienen los precios domésticos a un valor menor que el que tendrían si los productores pudiesen vender sus productos al precio internacional sin pagar este impuesto. Las retenciones hacen que a los productores les dé lo mismo exportar un artículo que venderlo en el mercado doméstico al precio internacional menos el valor de este impuesto, lo que reduce el precio interno. El problema de las retenciones es que reducen la rentabilidad de los sectores exportadores y sus incentivos para invertir. Menores inversiones significan menores exportaciones futuras, algo que el país necesita dramáticamente para reactivar su economía. Existen alternativas más rústicas que las retenciones para reducir el precio interno de los productos exportables, como la imposición de cuotas y prohibiciones a las exportaciones, pero sus efectos sobre la inversión son aún más dañinos.

¿Cómo compatibilizar entonces nuestra aguda necesidad de dólares con la reducción del precio doméstico de los alimentos? ¿Y cómo disminuir su precio actual sin aumentar su...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR