'Me retaron por no hacer el curso': a los 17 quedó embarazada y dio a luz sin saber a todo lo que iba a enfrentarse

Mamá adolescente: "Mi vida cambió cuando recibí ayuda. Ahora trabajo y puedo mantenernos a mí y a mi hijo."

Quimey empieza a contar su historia por donde más le duele. Aunque pasaron seis años de ese día de abril, cuando daba a luz a su hijo en un hospital de Buenos Aires, hay escenas que no puede borrar, palabras que todavía resuenan en su mente y que repetirá muchas, muchísimas veces a lo largo de la entrevista. "Nena dejá de gritar tanto que así no te voy a atender", "Andate a parir al baño", "¿Por qué no hiciste el curso?" o "¿Para qué abriste las piernas?".

Ese día, a las 40 semanas de embarazo y con 18 años, entró en trabajo de parto, llena de miedo y se dirigió al hospital. Cuando llegó el alumbramiento no sabía qué hacer, gritaba como suelen hacer las parturientas en esa situación. No había querido que le pusieran anestesia porque alguien le había dicho que se podía morir, tampoco tenía fuerzas para pujar, se sorprendió al ver que parir un bebé no era simplemente algo instintivo y natural como creía. Las contracciones eran tan dolorosas que no podía respirar, los cables del suero y los controles fetales la hacían sentir atrapada y toda la situación era desesperante. Rogaba que le sacaran al bebé, que le hicieran una cesarea.

Ahora, con 24 años puede ver la cantidad de errores y desinformaciones que manejó en su adolescencia, cuando no tuvo acceso ni a la educación sexual integral (ESI) ni a una red de contención.

Pero a esa altura del trabajo de parto el procedimiento era impracticable. En lugar de explicárselo, la partera le gritaba enojada, dándole instrucciones que ella no conseguía cumplir. En un momento al oír los gritos se acercó una enfermera que la tomó de la mano y trató de calmarla: le dijo "vas a poder" y ese gesto le dio algo de fuerza, pero todavía no lograba terminar de parir.

Recuerda que en cierto momento le pidieron que pusiera su cabeza sobre la panza para, de ese modo, empujar al bebé. Ella no lo hizo entonces entre dos auxiliares le apretaron la cabeza contra el pecho con fuerza hasta que el bebé salió. Se lo llevaron a Neonatología y a ella la dejaron en una camilla, sola durante tres horas en un pasillo oscuro hasta que se desocupó una cama y la llevaron a una habitación, donde había otras dos madres con sus bebés recién nacidos. "Yo era muy chica no tenía idea de nada y no había hecho el curso de preparación para el parto", recuerda. "No había querido ir porque el papá de mi hijo no me podía acompañar y me...

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