Un resultado que promete una mejor relación bilateral

Lula da Silva junto a Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en la Casa Rosada

Entre las muchas dicotomías que impone la polarización política argentina, la elección de Brasil permite encontrar un acuerdo tácito entre una mayoría de dirigentes de distintas fuerzas políticas . Relanzar la relación bilateral es una necesidad que oficia como imperativo categórico. Y el triunfo de Lula facilitaría el alcance de tal prioridad.

Esa es la más importante coincidencia que atraviesa en estas horas a las dos coaliciones mayoritarias, al margen de los muchos matices que existen y de expresiones minoritarias extremas que discrepan de esa conclusión. Ahí está lo importante, aunque no lo urgente.

Ese punto de encuentro tiene por disparador factores concretos, tangibles, como los intereses nacionales, las extremas necesidades económico-comerciales y los proyectos de desarrollo de la Argentina. Pero las coincidencias se diluyen cuando se incluyen variables más estridentes y más visibles, como las afinidades ideológicas, los vínculos personales, los alineamientos políticos , las especulaciones electorales de cada uno y las narrativas de ocasión que igualan situaciones disímiles, al traspolarlas sin contexto.

Esa última será la imagen destinada a imponerse ahora: el triunfo de Lula, más que ningún otro, por el volumen simbólico del presidente electo y por el peso dominante de Brasil, refuerza la imagen del regreso de la ola de los gobiernos populares (o populistas) de izquierda, que signó el comienzo del siglo XXI en la región. Puede ser una conclusión apresurada y dar lugar a festejos, lamentos o prevenciones destinados a revisarse. Tanto por la nueva conformación del propio mapa político brasileño, más polarizado que nunca, como por las realidades y perspectivas que atraviesan y desafían a cada uno de los países del continente.

En lo inmediato, el kirchnerismo festeja (en Brasil y en la Argentina) como propia la elección triunfante de Lula , sin importar la estrecha diferencia con la que se impuso sobre Jair Bolsonaro . La victoria es para el oficialismo tan importante como la derrota del actual presidente brasileño, convertido en un enemigo, a pesar del efecto negativo que esa confrontación tuviera para los intereses comerciales argentinos. La campaña de Bolsonaro en la que llamaba a votar contra el candidato del PT para evitar que Brasil se convirtiera en la Argentina actual y sus recurrentes ridiculizaciones de la situación del país y su relación con los...

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