El repliegue de los dedos peronistas

L-Gante y Alberto Fernández

Tanto en redes como en medios es fácil advertir que mermaron las fotos con militantes haciendo la V de la victoria, inconfundible sello de identidad peronista . El peronismo se supone que tomó el gesto del aristocrático Winston Churchill , quien lo aplicaba (a veces sosteniendo un habano) a la necesidad de insuflarles ánimo a las tropas que combatían a Hitler . Cuando la victoria ya había sido consagrada, Charles De Gaulle sumó la V a sus discursos. Enfático, hasta la hizo Richard Nixon con ambas manos, después de llorar, el mismísimo día que tuvo que abandonar la Casa Blanca . Lo que prueba que la victoria sale a gusto del que la "falangiza". Puede representar anhelo, perseverancia, derrotero, certeza, revancha, jactancia, arrogancia, petulancia y, desde luego, también victoria propiamente dicha, aunque huelga aclarar que ahora para el peronismo no es éste el caso.

Los peronistas la condensaron como causa (no en vano el kirchnerismo se llamó Frente para la Victoria ), la abrazaron para dejar sentada su repulsión visceral a la derrota. Y no son de suspender el gesto por mal tiempo. A la V la hicieron siempre. En la prosperidad y en la adversidad. En la paz y en la violencia. Para acompañar la marchita, para subrayar la clandestinidad. Lo cual realza la abstención actual. Que lejos de ser un retoque coreográfico ha de tener sus buenas razones, conscientes o inconscientes.

Cualquiera recuerda que la última ola de fotos de militantes peronistas haciendo la V correspondió -rubro jactancia- a las vacunaciones de privilegio. La estampa de jóvenes que lucían saludables, espléndidos, y que se vacunaban y lacraban su impudicia con la V cuando los mayores y las personas con comorbilidades no tenían acceso a la vacuna ni fecha para dársela, cuando ya miles de los que habían sido privados de ella se habían muerto, formó parte, sin duda, de la lista de estropicios que a buena parte de la sociedad la hizo sentirse burlada. Siete de cada diez electores se expresó en las PASO votando por opositores. Es probable que en sus reflejos políticos pavlovianos los derrotados hayan inhibido muscularmente el resorte de hacer la V a sabiendas de que ello remite en la memoria colectiva al escarnio vacunatorio. Quizás en su fuero íntimo, ya que no en el que se airea, se hayan percatado, además, de que el escarnio vacunatorio y el voto mayoritario estuvieron conectados.

Pero el repliegue de los dedos peronistas puede ser explicado también a...

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