Renunció a un trabajo estable para lanzarse a un negocio infrecuente

En 2020, armó su showroom en la aeronave

Ariel Eichenberger es un artista nato. Se define creativo y autodidacta. En su hobby encontró un negocio innovador que se posiciona en el mercado internacional. Con Voneich Art hace objetos decorativos, mobiliario y esculturas construidas con material chatarra de transportes en desuso: aviones, trenes, autos y motos. Una propuesta que "busca la transformación y la reutilización de un elemento que cumplió su vida útil para que pueda trascender, prevalecer en el tiempo y contar una historia", comentó.

Hasta 2016, trabajó para una compañía de autos extranjera en el área de marketing. En 2017 renunció y con una inversión inicial de US$10.000 se compró el primer avión: un Fokker F27.

"La idea por los aviones surgió en un viaje por California. Conocí a dos hermanos que hacían artesanías con material chatarra y me inspiró", comentó Eichenberger. Con las hebillas de los cinturones hizo llaveros; con las alas, mesas. Entre 2018 y 2019, sus piezas empezaron a ganar popularidad y aumentó la demanda. En 2020, armó su showroom en la aeronave. El año pasado vendió 32 objetos y la Secretaría de Cultura de Tigre lo nombró "artista local".

Sin darse cuenta, en el arte encontró un nuevo estilo de vida. Una profesión que le permite crear sin límites ni horarios. Un trabajo que le abrió las puertas al mundo, que lo lleva a viajar y visitar las grandes ferias artísticas, a conocer culturas, gente y explorar.

Ariel Eichenberger hace objetos decorativos, mobiliario y esculturas construidas con material chatarra de transportes en desuso

Su repentino crecimiento hizo que lo reconocieran dentro del mundo artístico internacional y este año va a desembarcar en el viejo continente. Dos empresas suizas, una de relojes y otra de navajas, lo contrataron para colaborar en sus diseños.

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