Renacer: seis horas en un quirófano y la vida que vuelve al cuerpo

El reloj marcaba exactamente las 3.12 de la madrugada. En uno de los quirófanos de la , los cirujanos trabajaban minuciosamente en el cuerpo de José Luis Páez para salvarle la vida con un trasplante pulmonar. Era el 21 de octubre de 2012 y ese día se celebraba el Día de la Madre, aunque su familia esperaba que fuera su día. Hacía un año que la vida de José había cambiado por completo. Le habían diagnosticado hipertensión pulmonar, la enfermedad que fue deteriorando sus pulmones y lo puso justo al borde de la muerte. "No podía caminar, hacía 20 metros y tenía que recuperar el aliento", recuerda hoy.

Aquella madrugada, la cirugía que le salvó la vida fue compleja. Cinco horas con cincuenta minutos demoró ese acto médico milagroso, que culminó cuando en el quirófano se oyó inspirar y exhalar a José.

Pasaron casi dos años y, ahora, todo es distinto. Aquel paciente, al que fotografié durante la cirugía, ahora me recibe en su humilde casa del pueblo rural de San Carlos Centro, en Santa Fe. Su sonrisa es amplia y su voz, grave. "En esos momentos malos, me aferré a Dios y a mi familia", reflexiona. A los 49 años, lleva una vida simple. Es padre de Andrés, de 8 años, y de Enzo, de 18; está casado...

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