El reloj de la economía aún no ayuda a Macri

Una esperable tensión entre los tiempos económicos y las tiempos políticos perturba en estas horas al Gobierno. Mientras el Presidente y sus voceros buscan convencer a quien tengan enfrente de que al promediar el segundo semestre empezarán a notarse la reactivación de la economía y la reducción de la inflación, desde la oposición y el sindicalismo se ha instalado con fuerza la preocupación por una cuestión que golpea a cualquier gobierno: los despidos de trabajadores.

Hasta la noticia del fin del default y el acceso por parte del Estado argentino a financiamiento internacional por 16.500 millones de dólares, que desató cierta euforia en los mercados, pareció opacada por el avance inusualmente veloz, en sendas comisiones legislativas de las cámaras de Diputados y Senadores, de un proyecto de ley antidespidos, que cayó como un baldazo de agua fría en sectores empresariales y en el propio macrismo.

Las iniciativas de emergencia ocupacional, acompañadas tanto por el sindicalismo como por prácticamente todos los bloques opositores, apuntan a prohibir los despidos por períodos que van, según cada proyecto, desde 180 hasta 665 días y a fijar la doble indemnización laboral en caso de que se produzcan cesantías, tanto en el sector privado como en el público.

La respuesta de Mauricio Macri, quien instó a "no repetir errores del pasado" y afirmó que "no se genera empleo imponiendo leyes arbitrarias", recibió una dura contrarréplica del titular de la CGT Azopardo, Hugo Moyano. El líder sindical anticipó que la movilización que las cinco centrales obreras tienen prevista para el viernes 29, en conmemoración del Día del Trabajador, será una marcha de "protesta" ante la "falta de respuesta...

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