El relato que amenaza con volver

Ha causado sorpresa advertir cómo muchos funcionarios del actual gobierno comenzaron a restaurar la práctica del llamado "relato", una chicana política dirigida a recrear cualquier realidad histórica adecuándola a las apetencias partidarias, activando paralelamente la maquinaria de propaganda política capaz de reclutar nuevos adeptos afines con el nuevo diseño de la realidad.En ese afán, podemos recordar cómo funcionarios obsecuentes de los anteriores gobiernos kirchneristas, por ejemplo, produjeron una película basada en un informe conocido como Papel Prensa: la verdad, que nada tenía de veraz, tal como quedó demostrado en las instancias judiciales por las que esa causa avanzó hasta llegar a los sobreseimientos dejados firmes por la Corte Suprema de Justicia. Toda aquella mentira capaz de movilizar por años al sistema judicial fue pagada con fondos del erario público y para el solo beneficio ideológico del entonces partido gobernante.Lo mismo ha ocurrido con los falseamientos de las estadísticas. El relato kirchnerista decía que en la Argentina había menos pobres que en Alemania; que nuestro país crecía a tasas chinas; que la mal llamada ley de servicios de comunicación audiovisual, más conocida como ley de medios, venía a promover y fomentar la competencia para abaratar, democratizar y universalizar el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Sin embargo, durante su imperio hubo cada vez más medios en manos de empresarios afines a aquel gobierno y nada hubo de democratización ni abaratamiento para los medios independientes.El relato pretendió extender también sus largos brazos sobre las supuesta reindustrialización del país. Hubo algún que otro avance, pero ninguno tan significativo como para hablar de ella.La simplificación ha sido una constante de aquella forzada narrativa dispuesta a decir lo que se supone que se esperaba escuchar cuando, puertas adentro del gobierno, las cosas se manejaban de forma muy distinta de lo que se divulgaba.El relato incluía obras que nunca se inauguraban o que se inauguraban tres veces, promesas educativas que no se cristalizaban, falta de empleo formal y mucho asistencialismo. Se le otorgó a la pobreza una entidad sacrificial y de cierta superioridad ética y moral que solo les ha servido a quienes se valieron y se siguen valiendo de ella para traducirla en votos. En su relato, el kirchnerismo no combate la pobreza, la idealiza. La asienta y consolida.Para el cuento...

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