Relanzan el Gasoducto del Nordeste

La foto muestra otra Argentina: el ministro de Economía, Roberto Lavagna; el de Planificación, Julio De Vido, y una tropa de empresarios industriales ilusionados con la promesa de la recuperación económica reunidos en un ámbito de intercambio, en el que se podía hablar en voz alta sobre eventuales aumentos de tarifas.Fue el 6 de noviembre de 2003, durante el II Encuentro Federal de Industriales, que se llevó a cabo en Rosario. Allí también se dio a conocer la intención de construir el Gasoducto del Nordeste (GNEA) para traer gas de Bolivia, a esta altura http://www.lanacion.com.ar/1196182-vuelven-a-prometer-el-gasoducto-del-nordesteNueve años más tarde, De Vido, uno de los pocos funcionarios que perduran en el tiempo, intentará relanzar el proyecto a través de la empresa estatal Enarsa. Así lo anticipó en una presentación pública que realizó hace unos 10 días. Y es el mensaje que los equipos del Enargas, el ente regulador del servicio de gas, les dio en las últimas semanas a algunos empresarios del sector.Las dos versiones tienen un punto en común: si bien los estudios técnicos están avanzados, aún nadie dio precisiones sobre cuál será el origen de los fondos para financiar la obra. Un ejecutivo familiarizado con el proyecto sostuvo que "se están analizando alternativas para empezar algunos trabajos". Hasta ahora se hicieron poco más de 20 kilómetros en Santa Fe y 50 kilómetros del gasoducto Juana Azurduy, en Salta.El GNEA nació por iniciativa del grupo Techint. Es un proyecto a la medida de sus empresas: la constructora lo llevaría a cabo y Tenaris, que aglutina a sus plantas productoras de tubos, aportaría los caños.De Vido acompaña el proyecto desde su génesis. Lo anunció por primera vez en Rosario junto a Luis Betnaza, director del grupo siderúrgico. En esa ocasión sostuvo que para cuando se pusiera en marcha el ducto, en 2006, habría "otros cuadros tarifarios". Diecisiete días más tarde sus jefes -http://www.lanacion.com.ar/548499-preven-que-el-gas-costara-mas-del-doble-en-dos-anos- lo dieron a conocer formalmente en la Casa de Gobierno. Fue el inicio de una tradición kirchnerista: anunciar obras de infraestructura mucho antes de que estuvieran en condiciones de concretarse.En aquel momento, el proyecto, que fue propuesto como una iniciativa privada (significa que si el Gobierno lo impulsa debe llamar a licitación, pero la empresa que lo presentó tiene prioridades en el concurso), no atravesó el terreno fangoso que le preparó la oposición política...

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