Relájense: este parto recién empieza

Pobre Cristina, no termina el año con suerte. Los saqueos la sorprendieron en el Sur sin un micrófono cerca. Por eso tardó ocho días en reaccionar y decirnos algo. Ocho días interminables. Pero finalmente, como siempre, anteayer habló e iluminó todo. ¡Gracias! Ahora sabemos que los saqueos fueron obra de una banda cruel y despiadada de desestabilizadores.

Está muy bien. Ya teníamos productores agropecuarios golpistas, medios golpistas, empresarios, jueces, gendarmes y prefectos golpistas, gremialistas y caceroleros golpistas, pero nos faltaban golpistas en la base de la pirámide social; golpistas arruinados, marginales y con hambre. Cuando vi a esa señora sin dientes y en harapos que lloraba durante uno de los saqueos , gritando que sus hijos no tenían nada para comer, lo tuve clarísimo: allí estaba, químicamente pura, una destituyente profesional.

Esta línea de pensamiento de Cristina descarta otras interpretaciones. Una es que, después de nueve años de boom del consumo, los saqueos venían a ser, siguiendo a Clausewitz, "la continuación del consumo por otros medios". También se llegó a decir que la gente robaba plasmas para poder ver y oír mejor los discursos en cadena.

En cualquier caso, no comparemos estos despojos a los súper con los de 2001. Por de pronto, en aquella oportunidad te sentabas frente al televisor (un insignificante 21’ hecho en China) y no había forma de zafar de la uniformidad a la que nos sometían los medios, machacándonos con la transmisión en vivo de la invasión a las góndolas. Esta vez, en cambio, los canales de inspiración kirchnerista nos ahorraron esas imágenes atroces. Podías encender tu LED HD 51’ (hecho en China, pero patentado en Tierra del Fuego) y seguir en la Televisión Pública un apasionante dibujito animado. ¿Se entiende ahora un poco mejor la ley de medios?

Otra gran diferencia es que en 2001 la gente estaba triste y detestaba a los políticos. Hoy, entre las hordas saqueadoras seguramente había muchos votantes de Cristina, es decir, personas que están felices de la vida.

¿Estuvo Moyano detrás de esto? Sí, está demostrado. Reconozco que fuimos más rápidos para encontrar a los culpables que para encontrar soluciones. Y reconozco también que no está bueno que nuestro principal aliado durante ocho años, el hombre al que le dimos poder y caja, sea un indeseable que manda a la gente a robar y a destruir. Claro que también podemos hacer una lectura positiva: tardamos ocho años en conocerlo, pero ahora ¡qué bien...

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