El reino de la electrónica

DARESBURY, Inglaterra.- Sucede desde hace 18 veranos. Una cosmópolis efímera se erige y desaparece en las afueras de Daresbury, en Cheshire, Inglaterra. Su duración en las tierras de esta localidad inglesa, ubicada entre Liverpool y Manchester, en sus principios fue de un día; ahora alcanza los tres. Con residentes provenientes de todos los puntos del país y de otros rincones del mundo, este pueblo fugaz conformado por unos 60.000 habitantes recibe el nombre de Creamfields y es también uno de los festivales musicales más grandes del planeta. Nació en el Reino Unido a fines de los noventa para reunir a los amantes de la electrónica, y desde ese momento no paró de multiplicarse en otros puntos del planeta -la edición argentina este año cumple 15-. Además, el festival se instaló en el imaginario colectivo como una celebración que trasciende los nombres de los artistas. De hecho, los habitantes momentáneos de este predio gigantesco están unidos por la intención primitiva de disfrutar en comunión, acompañados por los beats bailables que ofrecen los representantes más grandes del género de ayer y de hoy: de Fatboy Slim a Avicii, pasando por Hardwell y las hermanas Nervo. Claro que el soundtrack es importante, pero antes que eso los chicos también quieren divertirse.

El predio es inabarcable. Entre la decena de escenarios y carpas, los puestos de comida y otras atracciones, incluido un pequeño parque de diversiones, caminar por Creamfields es agotador. El lugar está preparado para que los asistentes se instalen con sus carpas en el campamento o alquilen en los barrios prearmados (tiendas, bungalows, o casitas de colores cómodamente equipadas y alimentadas con energía solar). Las duchas y otras instalaciones -hay hasta camarines para maquillarse y peinarse antes de salir hacia los escenarios- completan la oferta junto con el servicio estelar del evento: el Wi-Fi gratuito en todos los sectores.

Acá, como en el Glastonbury y otros grandes festivales-marca, se "tunean" todos. Las chicas decoran sus vestiditos y microshorts de HyM, suman guirnaldas de colores y se agregan brillantina en la cara. Ellos, en cambio, se sacan la remera para mostrar los efectos del gimnasio casi diario. Algunos tratan de llamar aún más la atención con disfraces alocados (Batman, Robin, Oompa Loompas, Blancanieves en versión trash, piratas, hadas y personajes de Breaking Bad). En la mayor parte de los casos, casi sin excepción, las botas de lluvia completan el atuendo...

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