Rehenes de una pulseada política

Una extraña coincidencia ubica en la misma vereda a los miles de usuarios que toman a diario la línea C del subte, que une el trazado Retiro-Constitución, y a los otros miles que dependen del recorrido que cubre la paralizada línea de colectivos 60.

Los pasajeros deben saber qué hay detrás de esa insoportable rutina de paros sorpresa. Son rehenes de una pulseada política y gremial, con actores oficialistas y opositores, cuyo desenlace o profundización del conflicto dependen desde hace meses de un burocrático fallo judicial.

Los delegados del subte, como los de la línea 60, tienen sus raíces políticas en la izquierda. Se autodenominan sindicalismo combativo, tal vez para diferenciarse del sindicalismo tradicional, el peronista, encarnado en estos casos en la Unión Tranviaria Automotor (UTA), que encabeza Roberto Fernández, un jerárquico de la CGT.

Tanto los choferes de la línea 60 como los metrodelegados de la línea C, representados por Néstor Segovia, un hombre que responde a Luis D'Elía, hicieron blanco de sus críticas en la UTA.

Los colectiveros de la 60 le reclaman a Fernández el respaldo para forzar la reincorporación de 53 despedidos a la empresa Monsa.

La puja de sindicalistas del subte es distinta: pelean desde hace años con la UTA por la representación de los trabajadores y por obtener la personería gremial de su...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR