El críptico regreso del 10

Juan Román Riquelme está de regreso. La pretemporada que realizó para tonificar su físico y recuperarse de una rebelde fascitis plantar que lo complicó en el último semestre de 2011 le renovó el aire. Si el estratego xeneize aspira a ser el que alguna vez fue dentro de la cancha, ayer quedó claro que Román seguirá siendo el mismo adelante de los micrófonos y contará, entre reflexivos silencios, aquello que no le gusta del plantel que integra."Alguna vez la suerte se termina", respondió al ser consultado por los dos superclásicos veraniegos que ganó Boca, sin su presencia. Fue un llamado de atención hacia lo que viene. "Contra River tuvimos suerte. Cavenaghi erra ese gol cada mucho tiempo", reflexionó Riquelme. Y tuvo tiempo para mandarles un tirón de orejas a sus compañeros defensores: "En esa jugada defendimos muy mal", advirtió.Los dardos de Román para el equipo no se limitaron a los superclásicos. "Como jugador, sé que tenemos mucho por mejorar", confesó. Aunque cuando se le inquirió por los aspectos del juego que el equipo debería pulir, Román eludió la respuesta con la misma facilidad con la que suele librarse de un ocasional marcador: "Habría que preguntarle al entrenador. Yo tengo la ilusión de seguir aprendiendo. Y el equipo tiene la obligación de jugar cada vez mejor; atacar y defender mejor", aseguró.El capitán de Boca también se refirió al pasado, y a sus desencuentros con Falcioni, un entrenador con el que no tuvo demasiada piel desde que fue designado al frente del equipo, a fines de 2010. "Cuando un entrenador me pone, no le digo: «Hoy estoy para jugar 70 minutos o 90 minutos». Soy jugador. Hace ocho meses [Julio] Falcioni me hizo correr solo acá como un boludo", relató el enganche. Se refirió a la antesala de un encuentro ante All Boys, por el Clausura 2011, cuando el DT no lo convocó y el futbolista debió entrenarse en soledad. Fue a partir de entonces cuando se acentuaron las versiones sobre desencuentros en la relación jugador-DT. Claro que la obtención del Apertura calmó las aguas. Y, aunque Riquelme se perdió casi medio torneo, ya nadie reparó en las diferencias que ambos tuvieron en 2011."En el semestre pasado no podía ni caminar", fue la justificación de Riquelme. Sobre su futuro, adelantó: "Uno no piensa cuántos minutos va a jugar. Ojalá pueda disfrutar y estar todo lo que pueda. Puedo correr, y eso...

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