Refuerzos sin costo, condicionados al DT

Los contextos siempre juegan su partido. Los dirigentes de River, quienes veían con mejores ojos un cambio de rumbo y la llegada de Marcelo Gallardo como DT, seguro evaluaron un punto clave: a falta de dinero para incorporar en cantidad y calidad (sólo había llegado Pisculichi y con un signo de interrogación), una variable para potenciar a un plantel que venía de salir campeón y sufría bajas era transformar en refuerzos a aquellos futbolistas que regresaban de sus préstamos, más otros que formaban parte del club, pero por ahí no eran tenidos en cuenta por el anterior entrenador.

Es así que, sin la salida de Ramón Díaz (y en función de sus gustos) difícilmente Carlos Sánchez, Rodrigo Mora y Leonardo Ponzio hubieran tenido el protagonismo que adquirieron. Ninguno de los tres entraba en la proyección de Ramón para el segundo semestre. Sin embargo, una primera lectura positiva de Gallardo fue darles a ellos las mismas chances que al resto, no sólo en el contexto de la imposibilidad para reforzar a gusto y piacere, sino además perdiendo en esos puestos a Carlos Carbonero (Cesena, de Italia), Cristian Ledesma (emigró a Argentinos) y Fernando Cavenaghi, baja por lesión incluso hasta hace pocos días.

En el armado del nuevo River, dentro del esquema 4-3-1-2, Sánchez fue una pieza clave aplicando el concepto de un jugador completo: despliegue, visión de juego, ida y vuelta para recuperar la pelota, pases gol y también presencia en el área rival. Tal fue así que, sumando ambos torneos, el uruguayo aportó 5 goles y 6 asistencias. Augusto Solari cumplía cuando ingresaba; lo que sucedía es que Sánchez dejaba la vara tan alta que fue motivo para su convocatoria al seleccionado. Rodrigo Mora regresó de su préstamo en la Universidad de Chile y fue el más "9" de todos. En la planilla aparecía Teo Gutiérrez como la...