Del reformismo permanente al pragmatismo total

Quienes se cruzaron con la semana pasada en la Casa Rosada se encontraron con una versión del presidente ligeramente diferente de la que habían despedido antes de sus vacaciones. Parecía haber reprocesado en clave política el vertiginoso cierre del año que tuvo, desde el exitoso test electoral hasta la caótica sanción de la ley jubilatoria.

Esa reevaluación lo llevó a una conclusión clave para el rumbo de este 2018, un período no electoral que él había imaginado de gestión profunda. Tras haberse consumido prematuramente el crédito político que obtuvo en las urnas, definió que este año estará guiado por un pragmatismo absoluto, sin aspiraciones grandilocuentes, sin demandas excesivas al Congreso, sin tensar la cuerda social ni el vínculo con los gobernadores. De algún modo, se reencontró con los viejos límites a su poder, que él creía haber ensanchado en octubre, y que la realidad volvió a encoger. El reformismo permanente, en consecuencia, no será la transformación profunda que había imaginado; será lo que pueda ser.

La ya famosa conferencia de prensa del 28 de diciembre con el recálculo de la proyección inflacionaria fue un anticipo. Después resolvió no convocar a sesiones extraordinarias y aceptó desguazar la reforma laboral, la única que había quedado en suspenso el año pasado. "Solo se aprobará lo que tenga consenso con los gremios", explicó la nueva lógica un alto funcionario que impulsó esta estrategia contra el deseo de Jorge Triaca, hoy sin margen para reclamos. Macri blanqueó en la primera reunión de gabinete del año su intención de no estresar la relación con el Congreso y habilitar una dinámica parlamentaria sin demasiadas demandas del Ejecutivo. Allí les ordenó a sus ministros "arreglarse con las leyes que tengan" o con lo que puedan resolver por vía de resolución administrativa. Y si no, habrá decretos.

En sus días de descanso en Cumelén, Macri conversó sin interferencias largas horas con su amigo Nicolás Caputo, como en las viejas épocas. Allí el empresario le remarcó la tarea que había desempeñado el "ala política" del oficialismo con las leyes de fin de año. Destacó el rol de Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, entre otros, figuras a veces resistidas desde el sector más puro de Pro. Cuando se reencontraron, tanto el ministro del Interior como el presidente de la Cámara de Diputados descubrieron una amplia receptividad en el Presidente a su propuesta de descomprimir el clima político. "No podemos volver a exponer la...

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