Reflexión y emotividad

Isla flotante / Dirección y dramaturgia: Patricio Abadi / Intérpretes: Alicia Palmes, Nicolás Mizrahi y Jimena Kroucco / Escenografía: Ariel Vaccaro / Vestuario: Cecilia Zuvialde / Iluminación: Ricardo Sica / Área sonora: Malena Graciosi / Asistente de escena: Débora Torre / Asistencia de dirección: Paula Marrón / Sala: Onírico Espacio de Arte (Fitz Roy 1846) / Funciones: sábados, a las 21 / Duración: 60 minutos.

En un radiograbador (que ya se encarga de marcar una época) suena "Un beso y una flor". Con esto de fondo más el título, nos adentramos a ver una obra que será conmovedora, sentida y triste en su totalidad. Pero atención que es un dolor que debe ser transitado, pensado y sentido.

Un joven entra a ese comedor que tiene una mesa servida para la ocasión. Una ocasión de ésas que de tan importantes resultan vitales. Es que sí, estamos en el 1° de abril de 1982 y la guerra por las Malvinas se avecina. El dolor está instalado desde hace ya unos años en la Argentina, pero en esa casa el verdadero dolor llega ese día, esa noche. Es la víspera de una guerra, pero en esa casa no es sólo eso, allí vivirán, madre e hijo, la última cena. La última antes de que el muchacho parta hacia la guerra para no regresar. La comida está lista, la madre se ha esmerado en cocinarle los platos preferidos a ese único hijo que es todo para ella. Se puso un vestido y la sonrisa más linda que pudo encontrar esa noche en la que el dolor no la deja ni por un momento.

La cena será como puede ser esa cena. Una despedida sin reconocerla, un deseoso "hasta luego"? En fin, sentimientos que se cruzan, se encuentran, se alejan. Por diferentes motivos, los demás comensales no han podido participar...

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