Reemplazos en el gabinete con gusto a poco

La corrida cambiaria vino a reconfirmar, otra vez, que el gradualismo es mucho más que una estrategia económica, hoy puesta en duda después de que en solo seis meses la moneda se devaluó más del 60%. Las modificaciones en el gabinete a las que obligó la crisis financiera son un ejemplo de que el patrón de la gradualidad se ha implantado en el ADN del Presidente y estructura su acción. No es la noticia que buena parte de la dirigencia esperaba después de más de un mes de incesante incertidumbre.

Para muchos, todo parece tener gusto a poco. La dosificada sucesión de cambios de los últimos tres días convirtió a en el ministro más poderoso que ha tenido Macri en el área económica. Solo es una cuestión de comparaciones. En términos absolutos, no deja de tener retaceadas porciones relevantes de poder. Es el ejemplo que inquieta hasta a los socios más fieles de Cambiemos.

La decisión de no aprovechar la oportunidad para reducir al menos dos ministerios del superpoblado gabinete económico con la salida (sin preaviso) de y reafirma aquellas percepciones críticas sobre el carácter homeopático de los cambios, mientras la economía se deteriora a ritmo de shock.

En el Gobierno aseguran que no hay más modificaciones previstas. Habrá que ver si con lo hecho le alcanza para lograr estabilizar la moneda, recuperar la iniciativa y restablecer la calma social. En caso contrario, ¿habrá más cambios de nombres y se llegará a afectar la arquitectura ministerial, ampliada por el macrismo en otros tiempos en los que se acunaban sueños de grandeza, trastocados por la pesadilla del dólar?

La idea de ir por detrás de los acontecimientos es una de las preocupaciones que trascienden desde el interior del oficialismo. Lo expresó con crudeza un prominente político de Cambiemos, ávido consumidor de Netflix, que para graficarlo recurrió a una advertencia que recibe el presidente por azar de la serie Designated Survivor: "Usted no está gobernando, usted está reaccionando".

El desplazamiento de Aranguren parece inscribirse claramente en esa descripción. El ahora exministro se enteró de que debía dejar su cargo cuando casi no había terminado de despedir a sus pares del G-20 con los que había estado reunido en Bariloche. No era lo que esperaba, según trascendió. Dicen que el motivo principal de su enojo es que lo echaron por haber hecho con las tarifas exactamente lo que el Presidente quería y le pedía.

A pesar del astronómico valor del dólar del cierre de la vertiginosa...

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