Las redes del delito. La sociedad de la información y sus crímenes

AutorRoberto M. Ambrosis
Ambrosis, Las redes del delito
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Las redes del delito*
La sociedad de la información y sus crímenes
Por Roberto M. Ambrosis
1. Introducción
Es de público y notorio conocimiento que los avances de la tecnología y de la
comunicación social a través de las redes sociales, no escapan de ninguna manera a
los fenómenos de la delincuencia y del delito.
Considero oportuno trazar una somera aproximación de los delitos informáticos,
como aquellas acciones típicas, antijurídicas y culpables cometidas a través de los
medios relacionados con la informática, y en particular por medio de las denominadas
“redes sociales”, que no son más que las conocidas masivamente, como Facebook,
Twitter, Instagram, YouTube, entre otros.
Estos desarrollos informáticos o medios modernos de comunicación generan
verdaderas sociedades cibernéticas de las que hoy en día acabamos formando parte.
Las redes sociales pueden ser utilizadas para publicar las fotos vacacionales,
mostrarse en forma seductora al sexo opuesto, como perfil profesional a modo de
currículum, con la finalidad de exhibirse públicamente o hasta para asechar a un niño
con el motivo de satisfacer los más bajos instintos sexuales.
Sin dudas, las llamadas “redes sociales”, impactan en la sociedad de la
información, funcionan como un escaparate exhibicionista para mostrarle al mundo
algo personal. Estas verdaderas “vidrieras infinitas”, se muestran como una perfecta
y sencilla estructura capaz de comunicar entre sí a personas o instituciones en
cuestión de segundos. A través de Internet se pueden establecer relaciones que creen
grupos o asociaciones casuales, con intereses comunes o sociales, tanto lícitos como
ilícitos.
Ello supone un contacto ilimitado y a tiempo real. Esto se consigue gracias a la
interactividad, uno de sus rasgos más distintivos y novedosos del Internet.
Asimismo, las redes permiten establecer un contacto mutuo entre emisor y
receptor. Ahora mismo un artículo colgado en un periódico digital no se considera
terminado hasta que los receptores han añadido sus reflexiones al original, por lo que
algunos autores que estudian el fenómeno de la comunicación y de la economía
hablan de los llamados “prosumidores”1, que implica, ni más ni menos que la aparición
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* Ernesto E. Domenech (supervisor). Mariano Refi (colaborador). Bibliografía recomendada.
1 Toffler Alvin acuñó el término “prosumidor” cuando hizo predicciones sobre los roles de los
productores y los consumidores, aunque ya se había referido al tema desde 1970 en su libro Future
Shock. Toffler preveía un mercado altamente saturado de producción en masa de productos
estandarizados para satisfacer las demandas básicas de los consumidores, en el cual, para mantener
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de nuevas herramientas complejas pero que a su vez son de fácil uso o de tecnologías
amigables (cámaras de video, cortadoras de pasto, etc.) que han incentivado el
traspaso de actividades antes realizadas por terceros de forma remunerada, hacia la
actividad prosumidora y el trabajo llevado a cabo por uno mismo; esto supone una
actividad voluntaria que requiere compromiso, esfuerzo y tiempo.
a. La sociedad de la información
La aparición de Internet ha dado un nuevo énfasis a la sociedad, potenciando el
trabajo del consumidor y productor al mismo tiempo; a través de redes de
colaboración, que agregan valor de manera colectiva, incentivando la innovación y
compartiendo conocimientos que aceleran los ciclos económicos y tecnológicos. Su
aparición se liga con los cambios en las formas de producción de tipo fordista a las
postfordistas, que producen cada vez más en base a las demandas específicas de los
usuarios y ellos participan sugiriendo usos, tendencias y formas de diseño de las redes
sociales que generan cambios sustanciales en nuestro entramado social.
Redes como Facebook o Twitter ofrecen servicios que garantizan un contacto
instantáneo, por ejemplo, si una niña sube a una red social fotografías sobre lo que
hizo un día por la tarde, al segundo toda su lista de amigos, que posiblemente esa
niña no conozca en su totalidad puede tener acceso a ellas, y así ella casi sin darse
cuenta ignora que está ingresando a una zona de riesgos infinitos.
Esto sucede porque Internet y las redes sociales se están convirtiendo en un
pasatiempo para los niños y adultos, los cuales a través de éstas comparten las
actividades llevadas a cabo tanto en espacios de ocio como de otros planos de la vida.
Así se puede encontrar a personas utilizando dichas redes mientras ven la
televisión, mientras caminan por la calle, mientras conducen un automóvil e incluso
cuando se comparten momentos en persona, por ello es necesario entender que el
contacto cibernético amenaza las relaciones sociales tradicionales, tal cual las
concebimos.
Ahora bien, el fenómeno descripto desde el inicio de este trabajo traza un
paralelo que denota que, en la actualidad, el fenómeno de la globalización como
manifestación, ha tenido un avance significativo, el cual no solo ha dado beneficios,
sino también ha contribuido a la masificación de esta clase de delitos y tecnificado a
otra clase, los denominados “delitos informáticos”.
Las redes sociales son servicios prestados a través de Internet que permiten a
los usuarios generar un perfil público, en el que se plasman información y datos
personales, disponiendo de herramientas que permiten interactuar con el resto de
usuarios afines o no al perfil público.
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el crecimiento de las ganancias, las empresas podrían iniciar un proceso de “mass customization
(personalización en masa), refiriéndose a la producción a gran escala de productos personalizados, y
describiendo la evolución de los consumidores, involucrados en el diseño y manufactura de los
productos. Además, Toffler argumentó que cada individuo tendría el control de los bienes y servicios
que sean de su consumo, una vez que la era industrial termine.
Ambrosis, Las redes del delito
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Estas interacciones no son más que relaciones interpersonales que se gestan a
través de la web y son amplificadas por ella a los amigos de los amigos, los conocidos,
los compañeros de trabajo, etcétera; son personas que suelen estar relacionadas en
formatos estáticos: agendas de papel, memorias de teléfonos móviles básicos y otros
directorios similares.
Las redes sociales posibilitan llevar estas listas de conocidos a la web, donde
cada nombre deja de ser una cadena de letras, sin más posibilidades, y pasa a ser un
enlace que permite acceder a una página nueva, donde va a aparecer toda clase de
información sobre el individuo, en toda clase de formatos multimedia: fotografías,
audio, vídeo, enlaces a sus webs favoritas, y hasta existen aplicaciones que permiten
grabar en vivo fragmentos de la vida de las personas.
Este fenómeno se visualiza de manera más práctica, fundamentalmente por dos
grandes razones:
El primer fundamento reside en que se ha generalizado y
naturalizado el uso de medios e instrumentos informáticos por medio de la
sociedad y hoy en día aceptamos cada vez más en nuestra vida cotidiana
este medio de comunicación, que suple y limita en muchos casos a la
comunicación real. En esta nueva forma de comunicarnos se combina el
ocio, el esparcimiento, el arte, el consumo, la ansiedad, la búsqueda de
conocimientos con las pulsiones sexuales, satisfacer los más bajos instintos
que, según el caso, terminan facilitando oportunidades en las cuales
determinadas personas logran sacar ventaja, con la finalidad de despojar a
los incautos de sus bienes o irrumpir en la vida privada de estos causándole
un daño.
En el segundo fundamento, es donde se produce una paradoja
muy grande, por un lado nuestra moral social nos conduce a cuidar nuestra
intimidad como un valor de nuestra dignidad, aunque por el otro lado
consumimos con habitual voracidad información de la vida privada de las
personas famosas o mediáticamente expuestas, con una voracidad
inusitada.
Considero que el tercer fundamento está dado en que la razón de
que la sociedad en su conjunto, se asume como productora y consumidora,
ya se encuentra alertada en su mayoría de la verdadera jauría de lobos
disfrazados con piel de cordero, piel que ya no es real, si no es que un
artilugio; pese a ello nos sentimos encantados y fascinados por la
comunicación virtual, que nos permite comunicarnos a grandes distancias
viéndonos la caras, aunque encierre grandes peligros para nuestros más
preciados bienes.
La investigación de los delitos informáticos se asemeja a una moneda de dos
caras. Uno de sus lados, parece indicar que la mayoría de los actores sociales tienen
la sensación de que las actividades criminales realizadas por medios informáticos
garantizan una mayor forma de impunidad de los acechadores o de los delincuentes
que utilizan estos medios y se camuflan en sus redes para cometer delitos de forma
elegante y además este modo, parece ser la mejor forma de engañar a las víctimas y
los investigadores, si es que se tiene un básico conocimiento de la informática.

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