Lágrimas, promesas y recuerdos en el desfile incesante frente a la bóveda

RIO GALLEGOS.- Cristina Kirchner pidió quedarse a solas con el féretro que contenía los restos de su compañero de toda la vida. En el interior de la pequeña bóveda donde inhumaron el cuerpo de Néstor Kirchner, tocó por última vez el cajón y pronunció una frase de despedida, que quedó encerrada en esas cuatro paredes.Faltaban pocos minutos para la medianoche. Afuera la esperaban sus hijos, Florencia y Máximo; las dos hermanas del ex presidente, María Cristina y Alicia, y Rudy Ulloa, empresario y amigo de la familia. Ese grupo reducido había acompañado a pie el cuerpo desde la capilla, ubicada a unos 50 metros de distancia, dentro del cementerio municipal de esta ciudad.La Presidenta dio la orden para el último traslado 10 minutos después de que terminaran de pasar los vecinos de esta ciudad que habían formado una fila en la calle para despedir a Kirchner, fallecido en la mañana del miércoles.Las manifestaciones de afecto hacia el ex presidente, expresadas durante los tres días previos en concentraciones masivas en Buenos Aires y en esta ciudad, continuaron aquí durante toda la jornada de ayer, con un continuo desfile de personas por la bóveda en la que quedó depositado el cuerpo.Es una edificación muy sencilla, de tres metros cuadrados y cinco de alto, con techo de chapa, paredes blancas y dos cruces color crema, recién pintadas. Se ve desde la calle, pertenece a Carlos Arturo Kirchner, tío del ex presidente, y está rodeada de cruces de madera con la pintura gastada. En una parcela de cinco metros cuadrados, a pocos pasos de allí, ya se construye otra bóveda, donde en poco tiempo quedará alojado el cuerpo en forma definitiva.El lugar donde la Presidenta pronunció anteanoche su último adiós estaba ayer rodeado por un vallado bajo, que, como ocurrió en cada una de las manifestaciones para despedir a Kirchner, terminó convertido en un altar donde se colgaron banderas, flores y emotivos mensajes de despedida."Fuiste el mejor"Uno de ellos era el de Mirta Betti, una jubilada de 63 años, con pelo colorado y unos amplios anteojos oscuros, que se quedó durante más de dos...

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