Los recortes de partidas y la inflación relegan las grandes obras públicas

Inauguración de obras nuevo tramo de Ruta Provincial 11 y visita por obra en Ruta Provincial 56

Para cualquier presidente, inaugurar una obra pública es una tentación irresistible. Néstor y Cristina Kirchner, de hecho, hicieron de eso una exégesis. Para Alberto Fernández, un jefe de Estado con muy poca agenda, es poco menos que un vaso de agua después de una semana en el Sahara. El problema es que por culpa de la inflación, el recorte de partidas y la falta de planificación, el mandatario y su ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, estarán condenados a cortar cintas de obras menores.

Algo de eso reconoció el Presidente cuando, la semana pasada, cerró la Convención Anual de la Cámara Argentina de la Construcción. "Nosotros constatamos, todas las semanas, el enorme impacto que tienen muchas obras, tal vez, más pequeñas en las comunidades, en los barrios, en las comunidades medianas. Esas obras también trascienden, porque mejoran mucho la vida de nuestra gente. Sin embargo, esas obras no nos hacen perder de vista aquellas otras, que resultan estratégicas para nuestro desarrollo", dijo el mandatario en uno de los pocos momentos en los que su discurso abandonó la referencia concreta al intento de magnicidio contra Cristina Kirchner.

La diferencia está en el impacto de las obras públicas "de desarrollo" versus el que tienen "las de bienestar", como se llama a las que históricamente ejecutaron las intendencias. No hay planificación de gran infraestructura, sino obras menores. De hecho, en el discurso, el propio Presidente lo reconoció. "En el programa de más de 5000 obras en ejecución que venimos desarrollando, se encuentran 120 que tienen carácter estratégico", dijo. De esas, unas pocas son de infraestructura. La mayoría de ellas no estará disponible para cortar cintas en campaña.

La obra pública, una de las principales variables a la hora de las campañas políticas, se tomó un tiempo. Este año, si bien los números son mayores a los de los dos anteriores, ambos afectados por la caída de la construcción por los efectos de la pandemia, por ahora está debajo de los mejores meses del gobierno de Mauricio Macri. Más aún, los numerosos asistentes miraban con desconfianza. Por lo bajo dicen que la gestión de obras públicas tiene un marcado tinte municipalista. "No hay grandes obras de desarrollo; en eso hay un déficit", se sinceraba un funcionario que estuvo en los pasillos de la Convención.

Los constructores que lo escuchaban en La Rural le...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR