Tiene un récord náutico pero trabajó en diferentes rubros y vivió en un jeep hasta que surgió una oportunidad: 'En Argentina todo era complicado'

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Luego de cada viaje que emprendía, regresaba a su Rosario natal renovado y con ideas para poner en práctica. Pero, al llegar a la Argentina, todo eran trabas . Con su equipo de windsurf -y todo el bagaje de conocimientos y práctica que tenía sobre diferentes deportes de agua- había visitado España, Grecia, Australia y Brasil. En esos países trabajó enseñando vela y también como guardavidas. Y, sin que lo advirtiera, el sonido del mar empezó a calar cada vez más profundo en su horizonte y la posibilidad de una nueva forma de vida se abrió camino .

"Ya a mis treinta no quería ser mas comerciante y diseñador. Esa era mi forma de vida. El agua mi hobby. Quería navegar a vela, y lograr que eso me diera un ingreso estable. En Rosario eso no era posible. Me ganaba la vida diseñando publicidad gráfica, para muebles, señalización y también en el ámbito de las prendas. Rosario es un polo de diseño textil. Trabajaba freelance, con algunos clientes por encargos puntuales. Fui comerciante también, con unas tiendas de prendas en marcas de surf, skate y esas tribus. En 2004 compré un velero para hacer turismo en el boom de los hostels en el país. Hice todo lo que las autoridades me pedían , hice todo el marketing necesario. Hasta que en 2007 decidí que había intentado bastante cuando surgió la posibilidad de viajar a México a trabajar en el velero de un israelí. Tenía 36 años".

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Una ventana al mundo

Nacido y criado en la ciudad de Rosario, Daniel Balzaretti (53) vivió durante su infancia frente al puerto, en la zona centro de la ciudad. Recuerda aquellos años como épocas felices en las que jugaba en la calle y visitaba a escondidas algunos sectores del puerto, vías de ferrocarril y construcciones inglesas y francesas que, en ese entonces, custodiaban los militares. "Una ventana de mi casa daba al puerto, al río y a las islas del Paraná. Barcos mercantes se veían desde ahí. En un planisferio que colgaba en la cocina, yo marcaba las banderas de los países que descubría en esos barcos".

Pero todo cobró otro sentido cuando, a sus 16 años, recibió como regalo una piragua para que disfrutara junto a sus tres hermanos varones. Desde ese momento jamás dejó el agua y aquella increíble atracción que había sentido desde pequeño por el inmenso mar, adquirió un nuevo sentido.

Las actividades y deportes en el agua se convirtieron pronto en un hobby que lo llenaba de placer y entusiasmo. Pero Daniel Balzaretti todavía no estaba listo para dar el gran salto que le...

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