La rebelión de la basura

En estos días de agitación en Francia por la reforma jubilatoria propuesta por el gobierno de Nicolas Sarkozy, Marsella se ha convertido en algo así como la ciudad de vanguardia de la protesta. En sus calles, el olor de la basura acumulada durante más de una semana de huelga de los recolectores apesta. La medida de fuerza es, en parte, en rechazo al plan de reforma de las jubilaciones y pensiones del gobierno de Nicolas Sarkozy, resistido por gran parte de la sociedad francesa.Algo huele mal en Marsella, cuyo puerto ve en sombras las siluetas de unos 80 cargueros bloqueados por la protesta de los trabajadores portuarios ante la inminente privatización de la actividad. Entre los recolectores de basura, la huelga apunta a reivindicaciones salariales que coinciden con el plan de Sarkozy de retrasar dos años las jubilaciones de los franceses. Frente a la emergencia sanitaria, su gobierno debió tomar cartas en el asunto: ordenó a fuerzas de la seguridad civil que cargaran los desperdicios en camiones militares.No es la única ciudad europea cercada por un flagelo de este tipo. En Italia, en la rotonda que desemboca en el Vesubio, Reserva Natural de la Biosfera de la Unesco entre los pueblos de Boscoreale y Terzigno, un cartel anuncia: "Bienvenidos al Parque Nacional de la Basura". La falda del volcán se ha convertido en un vertedero que despide un olor nauseabundo. A unos kilómetros de allí está la petrificada Pompeya. La contaminación es un hecho y, a su vez, se sospecha que a ella se deban malformaciones y enfermedades como el cáncer en la población.A tal extremo ha llegado la desesperación de los vecinos del volcán que se ha creado un movimiento popular llamado Intifada del Vesubio o la Revuelta de las Madres Volcánicas, por la participación de mujeres en las movilizaciones. La gestión de la basura, costosa en sí misma, está dominada desde hace dos décadas por la Camorra. La mafia controla las...