La realidad es que somos cada vez más pobres

Basural en la zona NO de Paraná, Entre Ríos, donde el último fin de semana falleció un chico de 8 años, mientras jugaba, atropellado por un camión. Para mucha gente que vive alrededor de este basural, es la única fuente de alimentos que tienen y el único sustento económico, vendiendo lo que pueden juntar. En ese barrio la gente vive en situación de extrema pobreza y vulnerabilidad.

El "sentido común" de los argentinos dice que somos ricos por la amplitud de nuestros recursos naturales y que por tanto tenemos un futuro promisorio asegurado. Pero la realidad es que somos cada vez más pobres si lo medimos por múltiples variables, que incluyen la brutal tasa de pobreza por ingresos, la carencia en millones de personas de las capacidades necesarias para construir su vida, la tasa de ahorro, la tasa de inversión actual y acumulada, y el limitado stock de recursos naturales per cápita. Y también somos pobres porque tenemos un sistema científico que no produce conocimientos para optimizar el crecimiento, un sistema productivo que no innova, un stock de recursos humanos altamente capacitados cada vez más escaso, y porque la participación de cualquier producto argentino en los mercados mundiales se reduce constantemente. Es decir, pobreza actual y -si no hay cambios drásticos- más pobreza futura que el populismo ha incrementado, con cada vez menos recursos para superarla.

Solo para tener noción de la perversidad del pensamiento y la acción kirchneristas ante esta ecuación crítica, baste recordar que la estatización de Aerolíneas Argentinas nos ha costado hasta ahora 12.000 millones de dólares, y la política tarifaria demagógica, 125.000 millones, y lo comparamos con alternativas que hubiesen dado un mejor futuro a millones de personas, tal como planes masivos de mejor educación. La opción sistemática por el consumo en detrimento de la inversión, publicitada como progresista, muestra en estos ejemplos su capacidad de daño social.

Estas decisiones nos confirman también cómo el populismo carece de cualquier proyecto que pueda revertir el estado de pobreza estructural al que nos encaminamos si no hay cambios definitivos. Ante todo, porque hay una restricción ideológica que se manifiesta en el rechazo a conceptos esenciales para el progreso, tales como inversión, innovación, productividad y aun educación de calidad, que son objetados no solo en el discurso, sino también en las decisiones estratégicas.

El Estado, que en el discurso populista pretende ser...

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