Raíces de la crisis: la tentación de jugar con las reglas electorales

Horacio Rodríguez Larreta, durante su presentación en la Sociedad Rural

Hace unos días la Cámara Nacional Electoral transmitió, en una reunión con los partidos políticos, su preocupación acerca de la organización y el escrutinio de las elecciones a nivel provincial en el país.

La Constitución nacional delega esa tarea en los gobiernos provinciales, que tienen absoluta autonomía para fijar las reglas que regirán los distintos actos electorales en sus distritos. Se trata de facultades no delegadas por las provincias al gobierno nacional y ello constituye uno de los pilares de nuestra organización como país federal, como lo enseñan los artículos 121 y 122 de la ley suprema.

Fijar las reglas sobre cómo elegir a los políticos que nos van a gobernar durante los años venideros es un enorme poder que conservan los gobernadores y el jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y debe ser ejercido con suma responsabilidad.

Se trata del corazón de nuestra democracia y del modo en que ejercemos nuestros derechos cívicos fundamentales. El voto debe ser universal, secreto, libre, igual y directo.

Así, hemos visto que algunas Juntas Electorales provinciales carecen de total autonomía del Poder Ejecutivo provincial, que en algunos casos los poderes ejecutivos locales distribuyen fondos en proporción a los votos obtenidos y en otros no. También es dispar la distribución de las pautas publicitarias en los medios de comunicación y, en muchos casos, existen regulaciones locales sobre las rendiciones de cuentas de los fondos utilizados por partidas y candidatos, pero pocas veces se cumplen.

El sistema de Boleta Única Electrónica se usó por única ve en la ciudad de Buenos Aires en 2015

Nuestro sistema electoral nacional ha evolucionado en un sentido favorable en los últimos años, pero no ha ocurrido lo mismo en los niveles provinciales, donde el feudalismo y la hegemonía de los poderes ejecutivos sigue concentrando la mayoría de las decisiones en la materia, con bajos niveles de control y transparencia.

De allí, la acertada voz de alarma y preocupación expresada por la Cámara Nacional electoral, sobre una cuestión tan gravitante para nuestra democracia.

La decisión porteña

En este contexto y a solo cuatro meses del comienzo del calendario electoral en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -en 2015 fue a los cinco meses, lo cual marca una práctica de gobierno-, nos anoticiamos de que el jefe político del distrito ha decidido fijar unas reglas electorales distintas a...

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