Quilmes no está para despreciar regalos

"Ojalá perdieran todos, pero no se puede...", comentó Ricardo Caruso Lombardi tras el 1-0 que Quilmes consiguió más por desgracia de Belgrano que por mérito propio. El deseo del DT sintetiza la realidad de su equipo, que juega poco y nada y depende cada vez más de lo que le puedan ofrecer los rivales directos, en la tabla, y los de ocasión, en la cancha.El fútbol es impredecible y el partido previo nunca termina de ser un elemento suficiente como para proyectar lo que sucederá en el siguiente. Pero antes de Quilmes-Belgrano, ambos de pobre campaña, no era difícil especular con que difícilmente pasarían de la igualdad y que, de haber un ganador, sería por un error del rival. Y, en un Centenario nuevamente a puertas cerradas, ese error apareció para evitar lo que a priori era empate cantado. Quilmes agradeció la generosidad del Pirata y se abrazó a esos tres puntos que no le alcanzan para salir de la zona de descenso, pero sí sirven para alimentar su sueño de mantener la categoría.En un partido que nunca terminó de salir de la chatura, fue el local, con lo poco que tiene, el que más intentó, aunque fuera corriendo y empujando a Belgrano hacia el arco de Olave. Y corriendo, los que más se destacaron fueron Pablo Garnier, redoblando esfuerzos en el medio campo ante la ausencia de Rodrigo Braña, y Jonathan Zacaría, el encargado de generar los ataques ante la pasividad y displicencia de Miguel Caneo.Sin un claro abastecedor de juego en Belgrano, ni Carlos Bueno ni Ezequiel Maggiolo estuvieron a la altura del suspendido César Pereyra. Sin el Picante, un delantero con muchos más recursos, Belgrano no tuvo fantasía, y mucho menos gol.Además del desafortunado tanto en contra de Gastón Turus a los 31 minutos, tras un...

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