“Quiero vivir con mi familia hasta que me llamen de arriba”

La gorra es una de sus marcas distintivas. Cuando alguien sale de viaje, ya sabe cuál es el mejor regalo para él. Requisito indispensable: que tenga la visera recta, nada de curvita (más de una vez, puso alguna abajo del televisor para lograr la chatura perfecta). Canchero, charlatán, cariñoso, sociable y entrador, es un dandi a quien nadie consigue acertarle la edad: "¡¿87?! Nooo, dale, me estás cargando…", es una de las expresiones que él y su familia escuchan con frecuencia. Dejó de ser Orfilio Del Carlo hace rato: todos le dicen "Tito" o "abuelo" a secas.

"Ayer por la noche, me puse a sacar la cuenta de cuántos nietos tengo, porque pensé que por ahí me lo iban a preguntar: son 47", dice. Ante las miradas de estupor, se apresura a aclarar con una sonrisa: "Cuatro biológicos. Todo el resto, del corazón". En su círculo de amistades, conocidos y no tanto, y en la comunidad del colegio San Marcos de San Isidro, al que asistieron tres de sus nietas, se lo conoce como "el abuelo del pueblo". Es uno de esos personajes indispensables que hacen a la identidad de un lugar.

"Tito" nació el 20 de junio de 1927 en Lima, provincia de Buenos Aires, y se crió en el campo hasta los 15 años. El encanto de la ciudad, sin embargo, lo atrajo: a los 17, cuando terminó el secundario, se mudó con sus abuelos a Buenos Aires e ingresó en la Fuerza Área, donde estuvo casi 40 años. Desde el año 2000 y tras la muerte de Nélida, su mujer durante 56 años, "Tito" vive junto con su hija menor, Anita; su yerno, Javier, y las tres hijas del matrimonio: Marina, de 23; Florencia, de 20, y Catalina, de 18 años. "Lo recuerdo como si fuese hoy –dice "Tito" con emoción– mi hija, a quien adoro, me dijo: «¿Por qué no te venís a vivir con nosotros?» Mis nietas eran chiquitas, y yo dije que iba a probar. Me gustó mucho y me quedé."

Anita cuenta: "La decisión de que papá se viniera a vivir con nosotros se dio de forma natural. Él es especial: es moderno y la persona más positiva que conocí en mi vida. Se inserta y se adapta a todo fácilmente, ¡incluso cuando las chicas hacen preboliches!". Javier, su marido, agrega: "Hacemos todo juntos en familia...

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