Ni lo quiero pensar: el país post-Cristina

El martes, http://www.lanacion.com.ar/1610204-descontrolado-festejo-del-kirchnerismo-en-puerto-maderoles conté que el domingo algunos colaboradores dehttp://buscar.lanacion.com.ar/tags/Cristina%20Kirchnerhabíamos ido a festejar el triunfo en http://www.lanacion.com.ar/elecciones-2013-t48743a un restaurante de Puerto Madero. Apenas salió la nota, dos funcionarios me llenaron la cara de dedos. "Idiota, no entendés nada. En medio de esta debacle te largás a hablar de triunfo y de festejos. Sos irrecuperable."Lo de idiota irrecuperable, vaya y pase. Pero eso de que no entiendo nada me ofendió. "La que dijo que habíamos ganado fue la señora", argumenté. Fueron mis últimas palabras. Recibí el adoctrinamiento contracultural más feroz que recuerde. Se los voy a contar, con la condición de que no salga de acá. Si esto se filtra, me matan.La cosa es así. En la mesa chica de la Casa Rosada han llegado a la conclusión de que Cristina no está bien. Hablan de estrés, de depresión poselectoral, de un trastorno multisistémico vinculado con el opacamiento del yo supremo y de otras patologías de origen más político que psicológico cuya existencia, sepan disculparme, yo no conocía. "Los síntomas están a la vista –dijeron–. No se puede ocultar una terrible derrota como la del domingo diciendo que ganamos en la Antártida. A ver si entendés: ¡perdimos 4 millones de votos y ella habla de los 46 votos de la Antártida!"También comentaron el desorden que supone pasar de la euforia careteada del primer momento a los berrinches de su discurso del miércoles, seguido por esa serie "inverosímil" de tuits. "Fijate que a Massa lo trató de ‘suplente’ de los poderes corporativos. Si con el suplente perdimos así, habría que agradecerles a esos poderes que no nos hayan puesto al titular."La verdad, no podía creer lo que escuchaba. Estos miserables son los mismos que, hasta hace unos días, cuando la señora estaba resfriada ellos estornudaban, para ahorrarle trabajo. Siguieron las críticas. "Se enojó con los medios, con Scioli e Insaurralde, con las corporaciones, con intendentes y gobernadores, con los que no le avisaron cómo venía la mano. Y lo peor de todo es que no podía ocultar que estaba enojada con la gente. En la intimidad llegó a comentar que la providencia le ha dado todo, inteligencia, belleza y fortuna, pero se quedó corta con el pueblo que le dio para gobernar." Parece que remató así su lamento: "¿Por qué a mí tanto y a los argentinos tan poco?"Después insistieron en los tuits. Si...

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