Otro punto de vista. De la inercia a la honestidad brutal

Hernán Lacunza, el economista estrella de Horacio Rodríguez Larreta, hace poco, dijo que no se puede gastar más de lo que ingresa y que se debe hacer una terapia de shock

Un cuerpo no modifica su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme, a menos que actúe sobre él una fuerza externa. Esta es la primera ley de Newton, también conocida como principio de inercia, un término de la física que describe a la perfección el estado de la política en nuestro país . En una semana convulsionada por conflictos simultáneos -tomas en colegios secundarios, el conflicto de los neumáticos y usurpaciones en la Patagonia -, la pregunta del millón es: ¿estamos paralizados en el caos o estamos moviéndonos sin pausa hacia el abismo? A esta gran duda se le puede agregar otra, no menos inquietante: ¿qué forma puede tomar una fuerza externa que nos saque de la inercia actual?

En los últimos tiempos pareciera que en el mundo todo estuviera yendo de mal en peor. La polarización política nos divide, los costos de la energía son cada vez mayores, China está entrando en una recesión, Ucrania está empantanada en una guerra desde hace meses y muchos países de África enfrentan una crisis alimentaria. La convergencia con la que soñamos después de la Guerra Fría ahora parece solamente eso: un sueño. Un estudio reciente de V-Dem, que evalúa los niveles de democracia en el mundo, encontró que, en los últimos diez años, aumentó del 49% al 70% la población mundial que vive en autocracias.

Sin embargo, en medio de este pesimismo global, la Fundación Bill y Melinda Gates lanzó el Goalkeepers Report en el que se muestran optimistas respecto de la dirección en la que está yendo el mundo: destacan que la pobreza y el hambre se redujeron, mientras que la esperanza de vida se extendió en todos los continentes. El reporte resalta también que, cuando el mundo invierte en soluciones innovadoras y de largo plazo, se pueden revertir tendencias en cuestiones tan importantes como la epidemia de VIH, donde las muertes cayeron un 60% en los últimos 20 años.

Pero a la Argentina todavía no llegó el optimismo de los Gates: el 75% de los jóvenes de nuestro país asegura que se iría a vivir a otro lugar si pudiera y la mitad de los adultos cree que sus hijos van a tener peores condiciones económicas que las que tuvieron ellos.

Pero a la Argentina todavía no llegó el optimismo de los Gates: el 75% de los jóvenes de nuestro país asegura que se iría a vivir a otro lugar si pudiera y la mitad...

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