Punto final para el programa con el FMI

El domingo, una parte muy extensa de la sociedad votó contra la política económica de Mauricio Macri. La consecuencia inmediata de ese pronunciamiento fue el derrumbe del peso, el aumento del riesgo país y una caída de las acciones de empresas argentinas de dimensiones históricas. Esa reacción de los mercados no se debió solo a que había triunfado Alberto Fernández, el candidato de Cristina Kirchner. Los agentes económicos advirtieron que el programa vigente había perdido consenso social y que, por lo tanto, tampoco podría ser ya ejecutado por Macri.Es algo de lo que no se dio cuenta Macri, al menos hasta ayer. Las medidas que anunció fueron una demostración de esta nueva realidad: significaron la cancelación, de facto, del programa pactado con el FMI.Los anuncios que ayer realizó el Presidente, y explicaron luego Carolina Stanley y Rogelio Frigerio, suponen que ya no se cumplirá la meta de déficit fiscal acordada con el Fondo. Se comunicaron nuevas erogaciones, pero no nuevos ingresos. También el objetivo monetario, que es la piedra angular de todo el edificio, fue abandonado. Igual que la zona de no intervención cambiaria: la cotización del dólar perforó el techo de $51,45, sin que el Banco Central vendiera las reservas disponibles para frenar esa suba. Quedó más claro lo que ya se sabía el domingo: habrá que negociar un nuevo programa con el único financista que le queda al Estado.Sobre el telón de fondo de esta encrucijada se recorta con nitidez el dilema que enfrenta el país pero, sobre todo, Macri. Para controlar las variables fiscales, monetarias y cambiarias hace falta una credibilidad de la que él fue despojado en las primarias. Ese déficit solo puede ser compensado por Alberto Fernández, quien fue ungido como presidente virtual en esos comicios. Macri terminó de admitirlo ayer, cuando se comunicó con su rival. La reposición del orden material depende de que Macri y Fernández celebren un pacto que ponga bajo un paraguas a la política económica. Ese pacto debe ser bendecido por el Fondo. Ayer Macri y Fernández mantuvieron una conversación muy sensata. Fue el primer indicio de que el curso de la crisis podría adquirir esa dirección. Esa salida, concertada, es incompatible con la dinámica electoral. Aquí aparece el veneno de las PASO, un método diseñado sin contemplar lo que está sucediendo: un vencedor a quien dentro y fuera del país miran como el próximo presidente, pero que carece de la legitimidad institucional que otorgan los...

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