El pueblo marino de cinco habitantes que deslumbra con sus playas extensas y una desconexión total

La Ruta costera 1, en Río Negro , bordea el Mar Argentino en un viaje escénico que deja sin palabras a quienes se animan a atravesar inmensas extensiones de estepa sin señal ni servicios ni presencia humana. Es una aventura a uno de los últimos paraísos solitarios del país. Bahía Creek es una pequeña población de cinco habitantes estables, al norte del Golfo San Matías .

No tiene electricidad y el agua que se consigue es algo salobre, pero algunos la beben. Está a 130 kilómetros de Viedma; más de la mitad del camino es de ripio. Sus playas, extensas y perfectas, son bañadas por aguas turquesas que cambian de tonalidad con el paso del día. "Es un lugar para desconectarte del mundo, es como entrar a otra dimensión", afirma Rosario Gárriz, que trabaja en el complejo ecológico Refugio Perdido.

La población estable es de apenas cinco personas durante el año

"Lo mejor que nos puede pasar es que no haya señal telefónica ni internet ", afirma Jonathan Rola, también del staff. El hostel es el punto de encuentro del pueblito marino, que está recostado sobre un acantilado. Alrededor de 100 casas se amontonan, algo desordenadas. En algunos días de verano, pueden sumar 200 habitantes , muchos de sus dueños son de Viedma o de Carmen de Patagones.

Vista aérea de Bahía Creek

Muchos vienen a pescar: en la bahía se consiguen grandes piezas de salmón blanco o corvinas. Las calles, de arena y ripio, con algunos chañares y tamariscos, siguen el diseño del promontorio, secretas huellas que suben y bajan. Se ve poca gente caminando; la actividad está en la costa. El silencio se pesa en toneladas, también la belleza. Bahía Creek es una postal viva.

"Hace dos meses decidí irme de la ciudad. Hoy, en Bahía Creek, me siento viva", afirma Rosario, que recibe con una sonrisa a los solitarios que eligen acercarse a este rincón perdido del mapa. "Cuesta mucho llegar, y quienes lo hacen es porque realmente quieren estar solos y alejarse del mundo", asegura.

"Este lugar te llama, de hace despertar —dice—. Se produce una expansión de uno mismo. Te desconectás del mundo realmente". Señala hacia el mar, pero luego su mirada se pierde en las dunas de espaldas al pueblo. Bahía Creek tiene uno de los parques de dunas más grandes del país. "Proponemos caminar por los médanos de noche; estás en otro planeta".

Jonathan Rola, en Refugio Perdido

Una proveeduría abastece de elementos básicos al pueblo . Arroz, fideos, fiambres, latas de picadillo, algunas frutas que llegan del Alto...

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