'El público de Punta dejó de ser cerrado'

PUNTA DEL ESTE.- Se sentía en la Costa Azul aquel verano de 1964 cuando llegó "pobre, en ómnibus y por primera vez" al balneario que desde entonces lo deslumbra. El mismo que días atrás ovacionó su espectáculo Pinti argentino, en el hotel Conrad.Aquélla fue la única vez que pudo disfrutar como un simple turista de una Punta del Este "muy distinta", ya que sus posteriores incursiones aquí estarían luego siempre vinculadas a su faena humorística, capaz de cimentar con una retórica de vértigo un espejo implacable y corrosivo sobre el ser nacional."En esa época, Punta del Este tenía una fama bien ganada de lugar superexclusivo -evoca Pinti, frente a LA NACION, desde la terraza del hotel donde se hospeda, con vista a la playa Mansa-. Y yo me sentía absurdamente intimidado: creía que estaba en Mónaco y que en cualquier momento me cruzaba con Grace Kelly. Aunque después te encontrabas con gente normal en una Punta del Este mucho más pequeña, concentrada, sin tanto rascacielos como ahora."Entonces, como ahora, a Pinti lo impactó la diversidad de estas playas uruguayas. "Porque las de Mar del Plata siempre fueron populosas y no son las mejores de América. En cambio, éstas tenían la arena blanca, eran anchas y la magia estaba en que tenían una playa brava, una mansa, unas colinitas, una pampa permanente más un bosque, todo en un lugar donde se podía ir caminando a todas partes. Era mágico. Aunque no teníamos plata, nos alojamos en un hotel que era una piojera cerca de Gorlero, y juntando plata entre tres podíamos comer sólo un chivito entre todos. Pero pasamos tres días increíbles."-¿Cómo fueron las demás experiencias?-A partir del 71 volví, pero ya siempre a trabajar y en el 73 tuve aquí un fracaso memorable, con el musical Juan Moreira Súper Show. En Buenos Aires tuvo un éxito extraordinario y los productores creían que aquí sería una sensación. Nos presentamos en el Playa Hotel, pero nunca vino nadie. Claro, el de acá era un público muy bacán y la obra era muy incendiaria. Vestíamos como en el cabaret de Bob Fossi para contar la historia de un gaucho, y de repente aparecía Juan Moreira con unos calzones...