Protestas sociales que hicieron historia

Una vez más la ciudadanía autoconvocada desde las redes sociales hará escuchar su voz sacando a la superficie el estado de crispación que la actuación del Gobierno provoca en amplios sectores de la sociedad. Como en la marcha del 13 de septiembre, se volverán a levantar las mismas banderas : inseguridad, corrupción, inflación, autoritarismo, clientelismo, pobreza... Deuda social que está fuera de todo debate.Desde tiempos remotos contamos con un repertorio de protestas sociales que ya son historia. Unas avanzaron con pasos de gigante y transformaron la realidad; otras, sofocadas a sangre y fuego, resultaron funcionales a la reproducción del sistema. Recordamos las más recientes. En los años 60, el estallido del Cordobazo marcó el fin de un gobierno militar impopular. En los años 90, las puebladas en las provincias hicieron morder el polvo a caudillos irredentos. Con la consigna "que se vayan todos", a principios del milenio, asistimos a la caída del gobierno aliancista. Promediando la gestión kirchnerista, la reacción del campo por las retenciones agropecuarias arrojó al Gobierno un baldón sin precedente. Recuperados en la memoria y matizados en el relato, los hechos del pasado vienen a la mente al proponernos esta incursión en la encrucijada de pasado mañana.Es sabido que las llamadas medidas de acción directa cuentan con el amparo de la Constitución Nacional. Así, en la declaración de los derechos se da protección a la libertad ambulatoria, el tránsito inocente, la reunión pacífica, la petición a la autoridad, con la sola limitación de no conculcar otros derechos igualmente consagrados. En ese contexto, la disidencia con el gobierno, en un extremo, y la protesta social, en el otro, gozan también de las garantías otorgadas por el Estado de Derecho.Sin embargo, la protesta social no es de fácil aceptación, porque más allá de la legalidad de superficie que todo lo iguala, importa la valoración de los fines y la dirección hacia metas. ¿Qué banderas redentoras enarbolan las estruendosas muchedumbres reunidas? ¿A quiénes sirven las energías movilizadas por el reclamo social? En ese cuadro de no poco riesgo, la protesta social provoca duros reparos, tanto del hombre de la calle como del ciudadano influyente, nivelados bajo el común denominador de la sospecha, la indignación, el hartazgo.En ese escenario de alto voltaje, la cultura democrática de nuestros actores políticos traza una suerte de frontera entre dos extremos contrapuestos. Por un lado, los operadores...

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